domingo, 27 de noviembre de 2011

Fermín Vale Amesti “El Masón Renovador”



ALBANASHAR AL-WÂLI
Fermín Vale Amesti
“El Masón Renovador”


                                                              Por:


ברנבי


G\E\S\y P\M\
A\R\H\

IN MEMORIAM
Con la mayor humildad e infinito agradecimiento, dedico este muy imperfecto homenaje a la venerada memoria de mi Maestro, Guía e Instructor, auténtico Benei-Almanah, quien a través de su ejemplo vital, le dio una dirección REAL a mi vida, transformándola por completo, enseñándome a ser un verdadero Masón…
No existen palabras adecuadas que puedan expresar la gratitud que debo a aquél que escogió, incluso a costa de su propio sacrificio, instruir siempre CON LA VERDAD a todos aquellos que nos acercamos a él en busca de las Huellas del Sendero, que nos guiasen en el Camino de Retorno hacia nuestro Hogar Ancestral, hollado por los pasos de los Inmortales que nos preceden, en uno de los cuales, él mismo se convirtió…
Que la LUZ que no se extingue brille para siempre sobre Ti, esa misma LUZ de la que estabas orgulloso de ser un “hijo”, esa misma LUZ que me enseñaste a buscar contra todos los obstáculos y con todo mi Corazón…
IN NECIS RENASCOR INTEGER
“Sorbida ha sido la muerte por la Victoria… ¿Dónde está, muerte, tu victoria?, ¿Dónde, ¡oh muerte!, tu aguijón?...
I Corintios: 15,55

NOTA PRELIMINAR
Al intentar esta iniciativa, estamos conscientes de que por su enfoque, más que por su contenido, es susceptible de generar “incomodidades” en algunos sectores interesados. Los posibles errores inherentes a cualquier labor humana, estarán allí, sin duda, pero aún a pesar de ellos, la Verdad se impone, y estamos completamente seguros de que nuestra labor era necesaria e incluso, urgente.
A cada momento vemos surgir a nuestro alrededor focos altamente infecciosos de desviación anti-tradicional, provenientes en muchos casos de individuos que han recibido la Iniciación de manera regular, pero que han “desandado” su camino quizás por su falta de cualificación, entregándose a las peores supercherías, la crítica ladina, y, sobre todo, se han puesto por tarea la de enlodar el nombre de aquellos que, por el contrario, se han mantenido fieles a la heredad que les fue Transmitida y a la cual procuran honrar diariamente con su propia labor. Era en ese sentido que el Maestro hacía suya la frase “Por sus frutos les conoceréis”…
No hay que dejarse engañar… Algunas “plantas” han resultado estériles, otras han dado frutos, no todos comestibles…Resulta verdaderamente fácil juzgar sobre la base de los resultados obtenidos, -visibles, actuales, reales-, quiénes han continuado “arando el campo” y quienes han abandonado la granja para perseguir otros rumbos. Estamos seguros de que algunos incluso hasta han HIPOTECADO la “granja” en atención a sus propios intereses personales, materialistas, individuales, egoístas, en una palabra: PROFANOS.
En algunos casos, quizás olvidan simplemente que la Mas\ es un Portal de la Gnosis, y si bien es cierto que existen otros, tan válidos como este, que aguardan pacientemente a ser encontrados y utilizados por las personas adecuadas, armadas de la determinación de un verdadero Iniciado y cobijados por la auténtica FE, -que no es para nada monopolio del exoterismo-, la iniciación occidental es LA MASONERÍA incluso en el estado de degeneración en que ciertamente se encuentra. Pero no todo está perdido... como dicen los Sufíes: “Buscad y seréis encontrados”…sin duda es así. En otros casos, pareciera que el mensaje llegó incompleto, y lo único peor que la ignorancia, es el creer que se sabe…. La gran virtud de la VERDAD es que NO PUEDE DEJAR DE SERLO, es perfecta y completa; mientras que la MENTIRA, siempre contiene fallos, “baches”, incoherencias e imperfecciones que la delatarán y que la harán desvanecerse en presencia de la VERDAD como la oscuridad ante la LUZ….
Muchos de los que hoy en día se auto-proclaman “seguidores” o “discípulos” del Maestro Vale Amesti, SABEN en su interior (¡y si no es así, peor aún!) que ESCONDERÍAN LA CARA CON VERGÜENZA si éste estuviese vivo para ver las cosas que hacen y dicen en su nombre. Muy cierto es que él mismo les desmentiría, pues no existe tal cosa como el “Vale-Amestismo” –¡aunque seguramente no faltará quien lo invente!- como tampoco ha existido ni existirá nunca un “Guenonismo” más que en la mente de los DEFORMADORES conscientes de la enseñanza Tradicional que tales Maestros simplemente expusieron dentro de los límites de sus propias capacidades individuales. Nosotros simplemente hemos querido aportar una semblanza de la vida de uno de ellos, pues es escasísimo el material disponible a tal efecto. Si nuestra incompleta e imperfecta obra genera motivación (incluso entre quienes nos adversan) para engrosar y perfeccionar la información que aquí aportamos, nos sentiremos agradecidos y felices, porque ello mismo significará que esta obra ha cumplido su cometido.

Por experiencia sabemos que existen mediocres que “ni hacen, ni dejan hacer”, de esos que apuñalan por la espalda a quienes ni siquiera conocen pero llaman “QQ\HH\”, otros farsantes que se escudan en sus “grados” y “dignidades” meramente exteriores para mentir descaradamente y cerrar el camino del progreso a los demás, charlatanes de oficio, y moralistas “a juro” que JAMÁS ENTENDIERON LA MENOR PORCIÓN DEL VERDADERO SIMBOLISMO INICIÁTICO, a todos esos que se creen “vicarios” pero no están seguros exactamente de “Quién” o de “Qué”, a los inconscientes e irrespetuosos que utilizan el nombre de los difuntos para justificar sus propios errores y los ajenos, a todos aquellos que se sienten capaces de calibrar la “Insuficiente Preparación Espiritual” de los demás, pero que no tienen la gallardía de dar un paso al frente y ofrecerse entonces ellos mismos como guía efectiva y “Maestros Hábiles” -si tal fuera el caso-, a aquellos que se escudan en el “misterio” falaz y charlatán, a los sinvergüenzas y descarados que pretenden hacer creer a los recién llegados que pueden dar algo que no poseen, y finalmente a todos aquellos que, como nosotros mismos, recibieron alguna Transmisión del Maestro, -pero que por razones de las que únicamente ellos son responsables-, han “represado” la fuente y se han encerrado voluntariamente en el mutismo, obstaculizando inconsciente o deliberadamente de esta forma el progreso de otros, a TODOS ELLOS les advertimos que obran mal al “odiarnos” o “temernos”, pues con ello no hacen otra cosa que darnos aún más completamente la razón cuando afirmamos que “en sus manos se perdió la cosecha”...

Por nuestra parte, descansamos tranquilos, con la plena convicción de llevar a cabo de la mejor forma posible, dentro de nuestras propias limitaciones, la labor que nuestro Maestro nos encomendó, y es por ello que, con verdadera preocupación FRATERNAL y MASÓNICA, simplemente les dedicamos esta grave y significativa sentencia extraída del Volumen de la Ley Sagrada y de nuestros antiguos Rituales:

“¡Ay De vosotros, Doctores de la Ley!, porque poseéis las Llaves de la Gnosis y no las usáis para mejoraros a vosotros mismos, sino para impedir que otros la obtengan.”

Ritual del Gr\ de Comp\
Rito Antiguo y Primitivo de Memphis-Mizrain

ALBANASHAR AL-WÂLI
Fermín Vale Amesti
“El Masón Renovador”
RESEÑA BIOGRÁFICA

Fermín Vale Amesti: Esoterista Tradicional y Escritor Masónico Venezolano nacido bajo el signo de Libra, el martes 25 de Septiembre de 1923 (año del Jabalí), en el pueblo de Encontrados (Estado Zulia, Venezuela) y muerto en Chacao (Caracas – Venezuela), en la madrugada del miércoles 11 al jueves 12 de Agosto de 1999, a las 3:00 am., (el mismo día del último eclipse solar del siglo XX). Autor de gran cantidad de obras, en su mayor parte inéditas sobre la Masonería y el Esoterismo.

La obra de Fermín Vale Amesti, (quien también era conocido por el nombre iniciático que había recibido de la Tradición Sufí: Albanashar Al-Wâli), se enmarca en la perspectiva de la Gran Tradición Primordial y Universal o Protoparadosis de la cual fueron grandes exponentes autores como (Muhyi al-Din) Abū Bakr Muhammad bn 'Alī Ibn 'Arabi (as-Sheij al-Akbar), René Guenón (Abdul Wahid Yahya), Titus Burckhardt (Ibrahim I´zz al-Dan), Ananda Kentish Coomaraswamy y otros muchos que, como él mismo, marcaron el sendero para una posible RESTAURACIÓN o renacimiento de la auténtica TRADICIÓN INICIÁTICA OCCIDENTAL en el contexto del “momento cíclico” atravesado por la humanidad actual, esto es, el final del Kali-Yuga y el comienzo de un nuevo Manvantara.

Descendiente de una larga línea de masones venezolanos que se remontaba (como él mismo lo reconocía) hasta sus tatarabuelos, pasando por su padre y abuelos, dio sus primeros pasos en la Francmasonería al ser recibido como Luvetón1 el día 24 de Junio de 1926.

Muy joven se hizo miembro del partido comunista de Venezuela, del cual repartía propaganda “subversiva” aprovechando la ocasión que para ello le brindaba el hecho de que su padre fuese nombrado jefe del ferrocarril del Zulia, lo cual le permitía viajar gratis. Sin embargo, bien pronto se decepcionó de las ideas del partido, debido a la manipulación ideológica que desde su perspectiva ejercían. Ello, y su desencuentro con la Iglesia Católica, -en la que incluso había sido monaguillo-, le llevaron, debido a su carácter inquieto e inquisidor a un estado, descrito por él mismo como “angustia existencial permanente”, el cual canalizó a través de la escritura en un inédito cuento corto denominado: “El Alba de Oro”. De esta experiencia trasformadora, nos relata en sus propias palabras: “una noche que no podía dormir me levanté y me provocó acostarme en la grama, así que me tumbé boca arriba y entrelacé los dedos detrás de la nuca…observaba las estrellas y me quedé dormido…al despuntar el alba desperté y me di cuenta de que no podía soltar las manos, pero sentía una alegría enorme…desde ese día cambié y me dediqué a hurgar en el arcón donde mi padre guardaba los Rituales…me daba banquete, pero también me trancaba cuando llegaba a las palabras contraídas con tres puntos, hasta que un día le dije a mi padre que quería ser masón
1 Título que reciben los hijos de los masones adoptados por una Logia. En algunos escritos masónicos antiguos se denomina también "Lobato", "Lobatón", “Lobezno”, "Lobatillo", "Luston", "Lowton", "Loweton" o "Lewis".

El padre muere mientras Vale Amesti cursa el 3er año de la carrera de Derecho en la Universidad del Zulia. Gracias a su padrino logra conseguir un buen empleo, pero esa misma actividad, impuesta por la necesidad, al convertirse en sostén del hogar, diluyó sus deseos de convertirse en abogado, y más aún los sueños secretos de convertirse en piloto. Contrae matrimonio y se va a vivir a Caracas, donde conoce mucha gente que, como él, alimentaban inquietudes Espirituales, por lo que rápidamente conformó un “grupo de estudio” dedicado a las lecturas sobre el tema masónico, comenzando con las más básicas y conocidas. Pronto el grupo llegó a tener diecisiete miembros, y el 4 de Octubre de 1947, ese mismo grupo -Vale Amesti incluido-, recibió la Iniciación Masónica en la Resp\Log\“Lealtad” Nº 19, al Or\de Caracas, de la cual era Ven\ M\ el Il\ y Pod\ H\ Carlos Rodríguez Jiménez. Por su parte, Vale Amesti recibió el Gr\ de Comp\ el 21 de Abril de 1948, y el de M\M\ el 30 de Septiembre del mismo año.

Sin embargo, pronto se encontró decepcionado de la calidad de la “enseñanza” impartida en las LLog\, las cuales –como es frecuente- se limitaban a alimentar muy superficiales ideas “sociales”, “morales”, “patrioteras” e incluso políticas, completamente alejadas del verdadero Conocimiento Iniciático y, por tanto, incapaces de aportarle las respuestas que anhelaba. “Una de las cosas que más me impresionó hasta el disgusto, una vez que fui iniciado en la Masonería, fue la ignorancia que pude advertir y comprobar en casi todos los MM\MM\que conocí, tanto en mi madre Log\ como de otras LLog\ que visité en mi país y en muchos países de Europa y África. Debo confesar con dolor y amargura, que con la excepción de un muy reducido número de HH\, quienes se habían dedicado como yo al estudio y la investigación de todo cuanto nos pudiera servir para lograr situarnos en terreno firme, la inmensa mayoría estaba compuesta por individuos cuya pereza intelectual y espiritual les había adormecido o nunca tuvieron interés alguno en conocer a fondo lo que tenían entre manos. Para muchísimos HH\, la rutina, el facilismo anclado en la pura y simple memorización de palabras inútiles, les bastaba para fabricarse una fachada destinada a disimular, a los ojos de otros más ignorantes que ellos, su verdadera condición PROFANA, pues a pesar de haber sido iniciados, su mentalidad continuaba siendo exactamente la misma que tenían cuando eran, al menos fácticamente, profanos…

El “secreto” artificial, alimentado por la ignorancia de los propios masones en lo concerniente a lo que verdaderamente significa la Enseñanza Espiritual -que se supone debe ser impartida por una auténtica “Escuela de Misterios” como la Francmasonería-, produjo rápidamente deserciones en el grupo que originalmente se habían iniciado juntos, así lo relataba en sus propias palabras: “(…) todo era “misterioso”, a todo lo que preguntábamos nos respondían con la misma frase: “eso lo vas a ir sabiendo más adelante…”; pero al ir pasando de grados, continuaba la misma respuesta… cuatro de los del grupo que nos iniciamos juntos se fueron (…)”.

Esta situación motiva a algunos de los realmente interesados en la enseñanza Espiritual a continuar la búsqueda, lo que los lleva a entrar en contacto con una de las muchas organizaciones pseudos-iniciáticas que se aventuraban a establecerse en el territorio venezolano en aquella época; se trataba en este caso de la “Gran Fraternidad Universal” o “G.F.U.”, fundada el 21 de Marzo de 1948 por un aventurero francés de nombre Serge Raynaud de la Ferriere, quien decía impartir enseñanzas bajo los “auspicios” de la completamente imaginaria “Gran Logia Blanca” de los “Maestros de Acuario”. No fue esta la primera ni la última vez que tal expresión se usó para disfrazar con una apariencia “misteriosa” a lo que no terminaba de ser otra cosa que charlatanería pura y simple “disimulada” con lecciones de “Hatha Yoga”. De hecho, esa misma fecha de fundación se hacía coincidir pretendidamente con el comienzo de la “Era de Aquarius” y su fundador era considerado el Nuevo Mesías, el Cristo Rey.

Siendo, como era, un buscador serio de la Verdad, Vale Amesti era un hombre disciplinado y estudioso. No le costó mucho trabajo descubrir rápidamente la impostura promovida por aquel “maestro” del cual había llegado a ser secretario personal. Sin dejarse impresionar por sus conocimientos del Yoga práctico y meramente “físico”, en su condición de masón, Vale Amesti sabía perfectamente a qué atenerse respecto a la pretendida “vinculación masónica” de Raynaud de la Ferriere y a sus espurios “grados” y falsificados “diplomas” masónicos. Una vez convencido de la falsedad de los mismos, urdió un plan por medio del cual, pretendía desenmascarar a aquel impostor que se había hecho recibir -incluso con honores- en las LLog\ atestadas de masones ignorantes incapaces de distinguir el “trigo de la paja”. Presentándole auténticos símbolos masónicos ligeramente deformados a propósito, exigió explicaciones de los mismos al “maestro”, el cual –falto de toda verdadera Iniciación- mal podía disimular su completa ignorancia de los mismos, con lo cual, quedaba completamente al descubierto en sus pretensiones “masónicas” y “mesiánicas”.

Aquella oscura experiencia, no resultó ociosa. Pese a todo, había servido como un escalón más en la búsqueda de esa Verdad que le atormentaba desde muy joven y le permitió de esta forma tener una experiencia “de primera mano” de lo que son capaces de fraguar los agentes de la Contra-Iniciación por medio de la formación de estas escuelas pseudos-esotéricas a las que suelen atraer a los buscadores mal informados…

Luego de esta nueva decepción, con Vale Amesti a la cabeza, el resto de los miembros de aquel grupo que, juntos, habían recibido la Iniciación, en búsqueda de la auténtica Masonería Tradicional, no cejó en su empeño, e hizo un último intento; solicitaron así la autorización del por entonces Gr\M\ de la Gr\Log\de la República de Venezuela, Augusto Ascanio, quien les permitió levantar las columnas de la Resp\ Log\”Ghandi” Nº 114, a la cual convirtieron en poco tiempo en un verdadero Taller Masónico dedicado por completo al estudio de los Misterios de la Francmasonería.

Es en esta época que ocurre su encuentro casi “fortuito” con un Il\ y Pod\ H\ nicaragüense, el Dr. Pasos Díaz, quien al percatarse de la seriedad de los trabajos llevados a cabo en aquella Log\ y el esfuerzo invertido en la genuina búsqueda de la verdadera Tradición Iniciática, les “habla claro” y decide ponerles en contacto con la auténtica Masonería Operativa y con los pocos HH\ que en todo el mundo estaban todavía capacitados para transmitir el Conocimiento Verdadero. Es así como Vale Amesti y compañía descubren la incomparable obra Metafísica de René Guenón, también conocido por su nombre iniciático de la Tradición Sufí: Sheik Abdel-Wahid Yahya. La importantísima influencia de la obra de Guenón en la suya propia, fue reconocida por el mismo Vale Amesti durante toda su vida. A este respecto es insoslayable la cita del prefacio de la breve reseña biográfica que dedicó a aquel a quien, sin haberle conocido en vida, consideraba su Maestro: “Antes de comenzar este breve escrito, no puedo prescindir de expresar de todo corazón, mi más sincero y profundo agradecimiento por todo cuanto debo, como Masón de Tradición, a la valiosa Obra de René Guenón, cuyo contenido, del más alto tenor Intelectual, ha servido para provocar un RE-despertar de nuestra Tradición Iniciática Occidental, purgada de sus escorias, convirtiéndose de ese modo en un “Retorno a Las Fuentes Primigenias” de lo genuinamente Masónico, Tradicional e Iniciático; porque la “mira” de René Guenón estaba puesta, no hacia parcialidades, sino hacia la Tradición Perpetua y Unánime, es decir, a la Gran Tradición Primordial o “Proto-Paradósis” , como la denominaban nuestros Antiguos Hermanos, los Iniciados de las Escuelas de Misterios Griegas.(…) Porque es precisamente la noción capital de La Gran Tradición Primordial lo que le da a la Tarea que Guenón se impuso, la característica específica de la UNIVERSALIDAD, en la cual, el papel privilegiado del SIMBOLISMO como medio de “expresión” sin palabras de las Realidades Espirituales más profundas, permite sobrepasar los limitados y limitantes conceptos que la perspectiva profana y exotérica es incapaz de alcanzar o percibir.

En su condición de M\M\ al que algunos en su ignorancia masónica adversaban, pero al que todos respetaban por sus conocimientos, Vale Amesti aceptó la nominación para ocupar la Gran Maestría de la Masonería Venezolana durante el período 1957-19592, según unos, y según otros 1959-19613; al margen de este desacuerdo completamente contingente, lo que importa retener es el hecho de que Vale Amesti asume el reto de presidir una masonería venezolana dividida y una Gran Logia descompuesta, marcada por el reciente gran cisma masónico venezolano ocurrido en 1956-1957 durante el mandato del Gr\ M\ Augusto Ascanio. Dicho cisma, debido básicamente al desconocimiento supino de lo que verdaderamente significa la Regularidad Iniciática, perdura hasta nuestros días pese a los esfuerzos por resolver las diferencias. Quizás no habría ocurrido, si se hubiese tomado en cuenta la opinión autorizada que sólo otorga el auténtico conocimiento Iniciático. La “regularidad”, en efecto, no tiene en absoluto nada que ver con formalidades “administrativas” de las organizaciones Iniciáticas que han degenerado en simples “sociedades”, y que como el mismo Vale Amesti se preocupó siempre por aclarar, dicha Regularidad consiste simplemente en la continuidad de la Cadena Iniciática, llamada shelsheleth en hebreo, silsilâ en árabe, param-parâ en sánscrito, seirâ en griego. Sus esfuerzos por lograr avances significativos en la restauración espiritual de la masonería venezolana, comenzando por la depuración de las numerosas interpolaciones “morales”, “sociales” y “patrioteras” de los antiguos rituales, se vieron bloqueados por la fuerza de la mayoría ignorante, como él mismo confesaba amargamente: “Cuando fui Gr\M\de la Gr\Log\ de Venezuela (1959-1961) intenté llevar a cabo una revisión detenida y profunda de los Rituales en general, pero la oposición y resistencia obstinada de una mayoría aplastante me lo impidió. Un “Ilustre y Poderoso” Sob\Gr\Com\del Gr\33º, más poderoso que ilustre, fue el “director” de dicha oposición. Un día me espetó una arenga, diciendo, entre otras barbaridades lo siguiente: “Usted no tiene ninguna autoridad ni el derecho de cambiar ni una jota de lo que hemos recibido de nuestros antecesores. Al menos mientras yo viva - añadió amenazadoramente - no permitiré ningún cambio en ninguno de nuestros Rituales. Todo debe permanecer tal y como está.” (sic).”. Este tipo de mentalidad, aún campea en las LLog\, CCap\ CCons\ y SSob\SSant\ de la Orden Masónica, en la que la opinión general de sus propios miembros desinformados, sólo ven una “sociedad de ayuda mutua” o un “Club de Caballeros”. Sin comprender el auténtico sentido de los Rituales y de los Símbolos Masónicos, este tipo de “masones” no dudan en lanzar el “anatema” de la mal entendida “irregularidad” contra cualquiera que intente razonar con ellos en términos auténticamente Iniciáticos.
2 “Guía Histórica de la Masonería Venezolana”, por Hello Castellón.
3 “El Maestro de Caracas”, por Joël Pozarnik. Esta es la fecha que, de hecho, el mismo Vale Amesti admite en sus escritos, como se verá más adelante.

En este sentido, Vale Amesti fue siempre enemigo acérrimo de todos aquellos que pretendían “legitimarse” a sí mismos con ese pretendido título de “regulares”, y a la vez negárselo a los demás, comenzando, por supuesto, con la Masonería Inglesa “especulativa” fundada en 1717 por individuos de muy dudosa o nula REGULARIDAD, en el auténtico sentido de esa expresión, como era el caso de los pastores protestantes Anderson y Desaguliers… En ello compartía plenamente las ideas de su muy cercano amigo y antiguo maestro, el Il\y Pod\H\ francés Robert Ambelain, Gr\M\ Mundial del Rito Antiguo y Primitivo de Memphis-Mizraim y detentor de diversas filiaciones iniciáticas, entre ellas la Cadena del Compagnonnage o “Compañerazgo”, única otra Organización Iniciática –junto con la Masonería- que pueden realmente reivindicar, en occidente, una Filiación Iniciática Auténtica e Ininterrumpida, es decir, una Transmisión Iniciática REAL y REGULAR.
Esta asociación temporal con Ambelain, -de quien sin embargo le separaban profundas diferencias en el campo Doctrinal-, fue una de las oportunidades de progreso hacia la meta de la Restauración Iniciática, que se presentó como consecuencia del encuentro con Pasos Díaz y que Vale Amesti supo inteligentemente aprovechar.
Ambelain, no logró nunca superar la “tara” de su formación OCULTISTA, la cual es manifiesta y evidente en todos sus escritos. Sin embargo, Ambelain había obtenido, de forma fortuita la preciosa oportunidad de convertirse en depositario de un gran número de documentos y de presuntas filiaciones iniciáticas como consecuencia de la persecución desencadenada contra la Masonería en Francia por parte de los invasores Nazis. Como consecuencia de dicha persecución, el Padrino de Iniciación de Ambelain y por entonces Gr\M\ Mundial del Rito Antiguo y Primitivo de Memphis-Mizraim, el Il\y Pod\ H\ Constant Chevillon, moría asesinado por la Gestapo, el 22 de marzo de 1944. El mismo Ambelain no había logrado escapar completamente de dicha persecución, su esposa e hijo resultaron ambos deportados a campos de concentración. Tal ambiente de peligrosa hostilidad hizo necesaria cierta transmisión “Sub-Rosa”, de algunas de los conocimientos y vinculaciones que se habían tratado de unificar mediante el fallido proyecto FUDOFSI (Fédération Universelle des Ordres, Fraternités et Sociétés Initiatiques), promovido y encabezado por el malogrado Chevillon, incluso pese a que algunas de ellas eran sin embargo de una dudosa Regularidad, y entre las cuales cabe destacar:
· La Orden Martinista-Maritinecista de Lyon.
· La Iglesia Gnóstica Universal.
· La Orden de los Caballeros Masones Electos-Cohen del Universo.
· El Rito Antiguo y Primitivo de Memphis-Mizraim.
· La Orden del Santo Grial
· La Ordo Templi Orientis (O.T.O.)(Suiza)
· Fraternidad Rosacruciana Antigua.
· Fraternitas Rosae Crucis
· La Orden Cabalística de la Rosa Cruz.
· El Rito Escocés Rectificado.
· Hermandad de los Hermanos Iluminados de la Rosa Cruz.
La antes mencionada transmisión ocurrió simultáneamente con la “diáspora” de los miembros de éstas organizaciones a zonas menos conflictivas del planeta, y trajo como consecuencia ciertas vinculaciones que se han conservado hasta el presente. Es de esa forma como algunos Masones y “Rosa-Crucianos” asociados a gente como Arnoldo Krumm-Heller (Viracocha) y algunos otros mucho más disimulados pero, con toda probabilidad, mejor informados, lograron establecer en Norte América y América Latina, particularmente en México, Chile y Brasil, algunas de las más antiguas obediencias conocidas emparentadas con aquellas que figuraban entre las que el FUDOFSI pretendía unificar, basta para ello con repasar la historia de algunas de estas organizaciones, muchas de ellas simplemente pseudos-iniciáticas, pero otras de un origen más misterioso, para ver aparecer siempre, al final de la cadena, los mismos nombres a la cabeza de las mismas organizaciones. De hecho, Chevillon mismo confesaba haber efectuado cierta transmisión a algunos personajes anónimos de origen latino-americano, con la intención de preservar en la medida de lo posible lo que de otra
forma podría perderse con su desaparición física, ¿Es quizás este el origen misterioso de las vinculaciones y conocimientos que Vale Amesti recibió por parte de Pasos Díaz? Es difícil asegurarlo, pero sus actuaciones posteriores parecen confirmarlo, basta con repasar un poco las vinculaciones que llegó a poseer y se comprobará que la mayor parte de ellas figuraban entre las del FUDOFSI, sin mencionar, por supuesto, su asociación posterior con Ambelain. No nos queda más que especular. Sin embargo, algunas conclusiones pueden obtenerse de estas palabras extraídas de uno de sus escritos inéditos: “El 26 de Marzo de 1944, en Lyon, el Gran Maestro CONSTANT CHEVILLON amaneció asesinado…. La noche del sábado 25, miembros de la Gestapo se presentaron al domicilio del Gran Maestro CHEVILLON para exigirle la entrega de todos los Documentos, Rituales, listas de miembros, etc., etc. de la Orden. El Gran Maestro Chevillon les respondió que él no podía entregarles nada porque debido a los riesgos de la guerra, él había enviado todo a América, a cargo de un Adepto y Alto Grado de la Orden. El Gran Maestro fue inmediatamente arrestado e incomunicado. Su cadáver apareció acribillado de balas de ametralladora. Una bandada de golondrinas remolinaba en vuelo sobre su cadáver…” (tomado de: “CAUSERIE SUR LE RITE DE MEMPHIS-MISRAIM” (Charla Sobre El Rito De Memphis-Misraim) presentada ante la Resp\Log\ “LAFAYETTE NO. 157”. Tenida del 20 de Mayo de 1992 (E\V\)).

De lo que se trató, en todo caso, fue de conservar por todos los medios posibles las vinculaciones que de otra forma se perderían. Pese a su imperfecta comprensión de la Universalidad Tradicional, Ambelain había recibido durante los años de la ocupación nazi en Francia, de los HH\ C. Savoire, R. Wibaux, R. Crampon y G. Lagrèze –altos dignatarios del Rito Antiguo y Primitivo de Memphis-Mizrain, El Rito Escocés Rectificado y El Rito Escocés Antiguo y Aceptado-, todos los grados y poderes necesarios para garantizar la supervivencia de los mismos. Es de esa manera como Vale Amesti recibe directamente de Ambelain o –en otros casos- por medio de su sucesión, algunas entre las más importantes de las vinculaciones iniciáticas que poseía, entre ellas:

· Los tres últimos grados hasta el 33º y último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. (Había obtenido hasta el 30º en Venezuela).
· Todos los grados del Rito Antiguo y Primitivo de Memphis-Mizraim, hasta el 95º incluido. (Con Carta Patente y autoridad plena para crear LLog\de dicho Rito en Venezuela.)
· Todos los grados del Rito Escocés Rectificado, incluidos los de la Orden Interior (Caballero Benefactor de la Ciudad Santa (C.B.C.S.), Profeso).
· Todos los Grados de la Orden de los Caballeros Electos-Cohen del Universo. (Incluida la clase secreta).
· La Vinculación a la Orden Martinista-Martinecista de Lyon, hasta su culminación como S\I\

Vale Amesti era también detentor de otras filiaciones, quizás más extrañas para quienes no le conocieron bien, en particular nos referimos al Obispado de la Iglesia Gnóstica Universal, jerarquía que ejercía bajo el nombre de Tau Valentinus III, siendo además Obispo Primado de Venezuela y Centro América con sede Apostólica en Caracas. Esta consagración la recibió del Dr. Pedro Freire, (Tau Petrus), de Porto Alegre (Brasil) quien había sido a su vez consagrado por Ambelain (Tau Jean II) en 1956. Es importante mencionar, que son Vale Amesti (en Venezuela) y Pedro Freire (en Brasil), los primeros dignatarios importantes del Rito de Memphis-Mizraim en arribar a sus respectivos países de origen con poderes suficientes para consagrar y conferir la Iniciación en el mismo. La iniciativa de Freire prosperó, dando nacimiento al Gran Oriente Mixto de Brasil, hoy convertido en Soberano Santuario del Rito y habiendo extendido su influencia hasta Venezuela mediante la creación en este país de una Gr\Log\ de dicha Obediencia.

Pudiera extrañar quizás que Vale Amesti, pese a todo, no hiciese uso de tal prerrogativa y prefiriera aparentemente atender sus labores como Gran Inspector General de la Orden en lo concerniente al R.E.A.A., pero ello se debió sencillamente a su fe en la posibilidad de una Restauración Futura a efectuarse por medio de la preparación adecuada de jóvenes elementos cualificados pertenecientes a este mismo Rito y a los cuales sólo se necesitaba formar como una Nueva Generación Masónica que motorizase el cambio deseado y que, suficientemente instruidos, conocedores y respetuosos de las diferencias necesarias entre los Ritos, eventualmente y por la naturaleza misma del devenir, podrían hallar el camino para reencontrarse con la cadena Memphita establecida por Freire en Brasil. El tiempo se encargó de darle completamente la razón. Son suyas estas palabras: “Sugiero, muy fraternalmente, a los RResp\ HH\ MM\MM\ de este Resp\ Tall\, leer los Rituales de MEMPHIS-MISRAIM para los Tres primeros Grados, a fin de que puedan tener una oportunidad de comparar su contenido con otros Ritos conocidos y de ese modo, adquirir mayores conocimientos acerca de la inmensa riqueza simbólica que posee nuestra orden Masónica.”…
En cualquier caso, en lo tocante a la Iglesia Gnóstica Universal, el 22 de septiembre de 1977, Edmond Fieschi (Tau Siabul), Primado de las Galias, resulta electo Patriarca (el cargo más alto en la jerarquía de la Iglesia) por el Santo Sínodo Gnóstico. Pero ocurre algo inesperado, Fieschi es persuadido -(por un ex-militar haitiano, miembro influyente de la Iglesia asentado en Chicago, de nombre Clement Lucien Papillon (Tau Paul))- de que “el Espíritu Santo había abandonado la Iglesia Gnóstica”, en otras palabras, que ésta había perdido la fuente de su sucesión ancestral y por tanto su regularidad, decide renunciar en diciembre de ese mismo año, abdicando en favor de su coadjutor, el Obispo Primado de Centro América, con sede Apostólica en Caracas, Venezuela, Tau Valentinus III. Pero Vale Amesti rehúsa aceptar este nombramiento y finalmente proclama la independencia de todas las “Provincias Eclesiales” el 7 de abril de 1978. (Athena Theological No. 3, pg. 22).
Este enrevesado episodio, ilustra sin embargo la influencia y el alcance insospechado de las relaciones que el venezolano había establecido durante sus múltiples viajes a Europa y su contacto con las más diversas e importantes figuras del ámbito esotérico mundial.
En lo tocante al resto de sus vinculaciones, es sumamente importante señalar un detalle que ha pasado desapercibido ante los ojos de muchos de los admiradores y estudiosos de la obra de Vale Amesti, y es que éste no ocultaba para nada que su mayor interés, el motivo de todos sus viajes, búsquedas, contactos y afanes, no era en ningún caso la obtención de “títulos”, “honores” o “diplomas” que reflejaran grados meramente “especulativos” o exteriores, sino el desarrollo en ACTO de las posibilidades que ya había obtenido de manera “virtual”. En otras palabras, el “Corazón” de la enseñanza de
Vale Amesti, como el de la de todo verdadero Maestro Espiritual, era la REALIZACIÓN ESPIRITUAL, que no tiene, -como él mismo aclaró innumerables veces-, NADA QUE VER con preocupaciones de orden sentimental, moral, o “social”, sino con la correcta y apropiada restauración del verdadero Método Esotérico, de la auténtica Técnica Iniciática, única en su esencia aunque múltiple en sus aplicaciones, común a todas las Iniciaciones, tanto de Oriente como de Occidente.
Debido a esta “inquietud” que le había perseguido desde muy joven, Vale Amesti no se limitó a “teorizar” sobre la Iniciación, sino que profundizó aún más en las enseñanzas recibidas a través de las múltiples vinculaciones que había logrado aglutinar. Opinaba que no se podía pretender “restaurar” la Iniciación Occidental, a menos que se empezara por el Auténtico Principio, lo que implicaba necesariamente un “Retorno a los Orígenes”, a la PRÁCTICA, a la auténtica Operatividad, es por eso que comentaba: “Es verdaderamente lamentable darse cuenta de que a pesar de la absoluta LEGITIMIDAD INICIÁTICA de la Masonería, cuya CADENA ha sido conservada sin interrupción hasta nuestros días, haya podido llegar a tal grado de degeneración y desviación, cuando lo único que hace falta es volver a la Tradición Original mediante el estudio serio y profundo de la altísima Cultura Espiritual de la Verdadera y Real Masonería Primigenia. Naturalmente, para ello es absolutamente necesario estar conscientemente convencido de ello…”.



No tardó en darse cuenta de que las prácticas “Teúrgicas” conservadas y transmitidas a través de la cadena Operativa de la Masonería, no conducirían -en el mejor de los casos más que a la Perfección del Estado Humano-, la restauración del Estado Primordial, fin de los Misterios Menores, objetivo Final de la Iniciación Masónica en sentido estricto, -y ello a condición de que estuvieran COMPLETAS- pero tal no era el caso y, además, todavía esto, no podía ser considerado un fin en sí mismo, sino sencillamente una preparación, -imprescindible- de cara a la auténtica Metafísica y a la realización del “Hombre Universal”, del Verdadero “Yogi”, del auténtico “Sufí”, del Wang o Chen-Ren extremo-oriental, Insan-ul-Kamil, o cualquiera de los múltiples nombres con los que se designa al “estado” definitivo del Ser, posibilidad que el esoterismo islámico designa simplemente como la “Identidad Suprema”.

Incansable en su búsqueda, consciente de que nadie puede dar lo que no posee, deseoso de actuar en función de la posible Restauración Tradicional Occidental y en cumplimiento de sus obligaciones como Obrero Consciente del “Plan del G\A\D\U\”, Vale Amesti viaja a Argelia, y es allí en Mostaganem, capital de la provincia o wilaya del mismo nombre, en el noroeste del país, sede de la Tariqah Shadhiliya Darqawiya Al-Alawiya, donde recibe finalmente el último eslabón de su búsqueda, la pieza faltante del rompecabezas, mediante la vinculación a la Orden Sufí, en la que recibió el sonoro y significativo nombre iniciático: Albanashar Al-Wâli, con el que firmó todas sus obras.

Este nombre es un símbolo en sí mismo, un símbolo de la función que le estaba siendo confiada, una identidad y un rol. En efecto, tal nombre puede descomponerse de varias maneras, una de las cuales es la siguiente: Al-Bana, en árabe significa: masón, constructor, albañil; de hecho, como puede observarse a simple vista, la palabra pasó al castellano casi sin ninguna alteración. Adicionalmente, es el nombre de la Orden Sufí de los Constructores: Khatt Al-Banaim. Por su parte, el verbo árabe Nashar, significa, “vivificar”, “reanimar”, “alimentar un fuego que se extingue”, “reavivar”, “renovar”. Finalmente, el término Al-Wâli puede interpretarse de dos maneras diferentes: acentuada en la última sílaba, significa en árabe: “Santo”, “Iluminado”. Con acentuación grave o llana, extendiendo el sonido vocal “a”, significa “jefe”, “gobernador”, “cabeza directriz” y es, a la vez, la transcripción fonética al árabe del apellido “Vale”, es en esta forma que debe escribirse correctamente en el presente caso. El nombre significa por tanto: “Vale, el Masón Renovador”, “El Jefe Restaurador de los Constructores”…Un nombre muy adecuado a la función que aquel venezolano se esforzó siempre en desempeñar, hasta el último día de su vida….


Valiente defensor de la Iniciación Femenina y crítico de las espurias “adopciones” con las que se solía engañar a las mujeres interesadas en vincularse de manera seria y regular a una auténtica Tradición Iniciática. Vale Amesti promovió en vida varias iniciativas de restauración Tradicional a través de las múltiples vinculaciones que había recibido. Intentando garantizar la transmisión y recepción de la Influencia Espiritual que supone toda auténtica Iniciación, Vale Amesti procuró asegurar tal transmisión a todas las almas que en este lado del mundo pudieran sentirse atraídas hacia la Verdadera Luz, sin distinción de sexo.

Consciente de los múltiples obstáculos “técnicos” que suponía tal empresa, que implicaba el re-establecimiento de una filiación iniciática regular en tales condiciones, atacó el problema “de raíz”, dedicándose conscientemente a lograr una posible solución que implicaba evidentemente un auténtico Retorno a los Orígenes de la auténtica Tradición Iniciática Occidental. Esta posibilidad sólo podía lograrse haciendo acopio de todos los conocimientos y vinculaciones que había adquirido, y poniendo en pleno uso las facultades que le proporcionaba su condición de Alto Dignatario de diversas Obediencias y de detentor indiscutido de múltiples filiaciones iniciáticas, de las cuales no participaba de manera meramente “teórica” sino de una manera realmente Práctica y Operativa. El objetivo debía ser la restauración de carácter más “cerrado” o secreto de una Iniciación a la cual pudiesen acceder tanto hombres como mujeres, con plena garantía de Ortodoxia y Regularidad, y que permitiese el desarrollo EN ACTO de la virtualidad así trasmitida. Tal transmisión sólo es posible mediante el ejercicio de una autoridad que únicamente poseen aquellos que ostentan un conocimiento Pleno y Efectivo de las influencias que son así transmitidas. Su empeño cristalizó finalmente en el nacimiento el 21 de Marzo de 1.981 de la “Hermandad del Templo de Henoch”, una Orden Iniciática Operativa seria y de carácter secreto, que tomaba como base las enseñanzas de la antigua Orden Masónica de los Caballeros Electos-Cohen del Universo fundada por el enigmático Maestro Martínez de Pasqually (Bakniakim) y en permanente contacto y colaboración con otras organizaciones semejantes a través del omnipresente Robert Ambelain (Aurifer) y de otros Maestros Hábiles como el mismo Il\y Pod\H\Pedro Freire4. Esta restauración se veía nutrida además por la inestimable garantía de ortodoxia de su vinculación directa con la Auténtica Masonería de Tradición, conservada secretamente por los Maestros Al-Banaim y encarnada por Vale Amesti. En la actualidad, aunque de forma independiente y sumamente discreta, muchas de esas iniciativas promovidas por Vale Amesti, aún existen y trabajan de muy distintas formas, a todos los niveles y de manera sostenida, para lograr la Restauración Tradicional que éste tanto anhelaba.

4 Entre las múltiples “conexiones” Tradicionales de Vale Amesti, nos parece muy digna de resaltar su amistad con el gran indigenista venezolano Gilberto Antolínez (Xuhe) Pese a que lamentablemente no podemos extendernos en este asunto, remitimos a su obra, hoy en día un tanto difícil de encontrar, pero entre la que caben mencionar los títulos: “HACIA EL INDIO Y SU MUNDO” y “EL AGUJERO DE LA SERPIENTE”. La conexión entre ellos fue definida por el propio Vale Amesti, en una breve biografía-homenaje con motivo de su óbito, con estas palabras: “A ti amigo y compañero del camino, que conmigo tuviste el orgullo y privilegio de ser erigidos por nuestros Maestros como una de las Dos Columnas de Manoah…”

En su carrera masónica venezolana, Vale Amesti fue uno de los fundadores del Sob\Cap\R\C\“Perfecta Lealtad” Nº5, y hasta el final de sus días miembro Honorario de las RResp\LLog\ “La Fayette” Nº 157 y “De Molay” Nº 119; en esta última era frecuente su visita con fines pedagógicos, desarrollados a través de charlas y talleres concernientes a diversos temas masónicos, siendo una de sus principales preocupaciones la aplicación de una adecuada “Propedéutica Masónica” y la cuidadosa selección y preparación de los posibles candidatos a ingresar en la Orden.

A tal fin, el Maestro Vale Amesti creó el Círculo Independiente de Estudios Tradicionales (C.I.D.E.T.) con sede en su propio domicilio, en el cual impartía de forma prácticamente gratuita un “Curso Propedéutico” de carácter general, que tenía como objetivo la preparación preliminar encaminada al estudio y comprensión, tanto del aspecto Doctrinal como de la Técnica de La VÍA INICIÁTICA. La idea era pues intentar comunicar al estudiante una serie de ideas y conceptos y sobre todo el VOCABULARIO, el verdadero significado de las palabras usadas en el estudio de las DOCTRINAS TRADICIONALES. De este modo, Vale Amesti se proponía llenar las “lagunas” que, por falta de información veraz y por los “vacíos” de comprensión que se van quedando atrás a lo largo de lecturas mal digeridas unas veces, y como resultado de informaciones falsas, incompletas y hasta torcidamente elaboradas a propósito, desorientan al lector y lo hunden en un estado de confusión. El CURSO PROPEDÉUTICO está basado en la auténtica ENSEÑANZA TRADICIONAL que el mejor expositor de la misma nos transmitió a través de su extraordinario libro “APERÇUS SUR L’ INITIATION” (Consideraciones acerca de la Iniciación). Esta obra del Sheik Abdul Wahid Yahya (René Guenón), era considerada por Vale Amesti como una fuente de consulta imprescindible para cualquiera que se interesase seriamente en la
única y verdadera Iniciación. Así lo expresaba: “Sigamos los pasos y las Enseñanzas que René Guenon hizo revivir y nos transmitió como Heredad. Nos queda la responsabilidad de continuar transmitiendo ese tesoro de información veraz y pagar, al menos en parte, la gran deuda que tenemos contraída con tal insigne Maestro. No hay mejor modo de ayudar en la posible reconstrucción y regeneración de la Masonería de nuestro tiempo.” Aún en la actualidad, algunos de los más jóvenes y mejor preparados entre los seguidores de la enseñanza de Vale Amesti, dispensan esta formación, continuando así la obra del Maestro y garantizando la formación de una Nueva Generación Masónica a la altura del papel Renovador que le corresponde de cara al Nuevo Ciclo, de acuerdo con el pensamiento del mismo Vale Amesti.5
Tal como lo describía de manera muy vívida el ensayista francés -residenciado en Venezuela-, Joël Pozarnik, en su breve pero muy esclarecedora reseña biográfica sobre Vale Amesti titulada “El Maestro de Caracas”, la cual parafraseamos: En la noche del 11 al 12 de Agosto de 1.999, a las 3:00 am, en su modesto apartamento del municipio Chacao, una zona comercial de Caracas, aquel gran venezolano, eminencia gris de la Espiritualidad Universal, fallecía en su biblioteca de forma rectangular, sentado en su sillón de cuero negro en el cual solía meditar. Se fue mirando hacia el Este, rodeado de las fotos de René Guenón, del Sheik Al-Alawi, y de quienes fueron sus instructores. Era un día como cualquier otro, salvo que ese día, Albanashar-Al-Wâli, Fermín Vale Amesti, El Masón Renovador, había abandonado su envoltura carnal y se encaminaba hacia el Or\ Et\ Signos maravillosos en el cielo acompañaron su partida, como una prueba póstuma de que su propio país y el mundo entero habían perdido a una indiscutida “Gran Alma” (Mahâtma), a un auténtico Maestro Hábil, a un verdadero “Hijo de la Viuda”…Ese mismo día, en efecto, se verificó el último eclipse anular de sol del milenio que terminaba, y con él, en aquel día de luna negra, se formaba simultáneamente una rara alineación astronómica formada por Marte opuesto a Saturno, Sol/Luna opuesto a Urano, en los CUATRO SIGNOS FIJOS del cielo. Fue velado con los máximos honores en el Gr\Temp\Mas\ de Jesuitas a Maturín, en el centro de Caracas y su cuerpo, reposa en el Panteón de la Resp\Log\ “Sol de América” Nº 37, en el Cementerio General del Sur de esa misma ciudad.

La diferencia fundamental entre los hombres es quizás el momento en que “termina” su “existencia”. La muerte corporal, suele representar el final del camino, el “fin de la historia” para la mayor parte de estos, mientras que para aquellos que han atisbado la Verdadera Luz y que se propusieron en vida alcanzar esa Identidad con el auténtico Principio Supremo, la muerte no representa más que un simple cambio de estado que en nada afecta a su Esencia Inmortal. Podríamos incluso agregar, que un ser así ES verdaderamente Inmortal y la prueba de ello suele estar en el hecho de que, mientras el recuerdo de los hombre comunes se diluye con el tiempo una vez muertos, el de aquellos a los que nos referimos, pervive y se fortalece, siendo capaz incluso de manifestarse de una manera tanto más poderosa, cuanto mayor es el tiempo transcurrido desde su desaparición corporal. Esto es un hecho incontrovertible, que demuestra claramente, que SÓLO LA VERDAD PREVALECE. Mientras el recuerdo de aquellos ciegos de Espíritu, incapaces de comprender, que en vida le adversaron, se desvanece por completo como polvo en el viento con el paso del tiempo, el recuerdo de este Venezolano Inmortal, de este auténtico MAESTRO, se fortalece cada día en los frutos que ahora exhiben orgullosas las plantas que germinaron de las semillas que plantó, y, como los Grandes, aún en la muerte ennoblece y sigue otorgando bendiciones a través de sus enseñanzas, escritas con la tinta indeleble de la Verdad, y es precisamente gracias a ello que muchos de aquellos que tuvimos la oportunidad de conocerle en vida, probablemente seremos recordados, simplemente, por haber gozado de la dicha y el privilegio de haberle conocido…
Ex – Corde,
O\S\C\LL\SS\PP\ y TT\Q\N\S\MM\
S\F\U\
5 No faltan tampoco los impostores y USURPADORES que a pesar de lo que pretenden “enseñar” o “transmitir”, no hacen sino impostar la función de Instructores, pues olvidan que NADIE PUEDE DAR LO QUE NO POSEE…







Se puede descargar la nota biografica completa en el siguiente enlace:







http://es.scribd.com/doc/73836718/FERMIN-VALE-AMESTI-ALBANASHAR-AL-WALI-EL-MASON-RENOVADOR-BIOGRAFIA










viernes, 13 de mayo de 2011

Masones que no concurren a sus Logias

Para ser Masón autentico no basta figurar en el Cuadro Logial, es necesario quemarse diariamente en la llama de la “OPERATIVIDAD”

Con frecuencia oímos decir que determinado Hermano que no concurre a las Tenidas “es una buena persona”, tiene espíritu masónico pero tiene mucho trabajo, está muy ocupado y los disculpamos en logia. Nunca compartimos esa forma de encarar el problema: siempre creímos que es una benevolencia equivocada, que hace mal a la Orden y hace mal al Hermano. Es muy fácil decir “yo pertenezco a la masonería y desentenderse de todo lo demás”

¿Qué pasaría si todos hiciéramos lo mismo? ¿Si a la hora de la tenida siempre estuviéramos viendo televisión, leyendo, con los amigos o simplemente durmiendo? A estos Hermanos Muy Buenos se deben esas Logias anémicas, que apenas llenan los principales puestos, que en medio de un general e inevitable aburrimiento arrastran una vida masónica penosa y lamentable. Para ser Masón autentico no basta figurar en el Cuadro Logial, es necesario quemarse diariamente en la llama de la acción y la asistencia al templo.

¿Qué interés, qué estímulo pueden sentir el Venerable Maestro y los Hermanos que concurren regularmente? Esos hermanos Muy Buenos destruyen la base de la institución y ya se sabe que la grandeza de la Masonería radica en su base, es decir, en sus obreros, en todos nosotros. Así la Orden no progresa, no se fortifica, así no cumple con su deber. En cuanto al Hermano si no asiste no puede vibrar con nosotros, no siente el ímpetu de la vida del Taller, perceptible o no pero real y verdadera. Se podrá llamar Masón pero no se puede ser Masón sin concurrir a las Tenidas. Pero hay más; no se puede ser masón si no se integra al CUERPO MENTAL y al plano espiritual de la Logia. Cuando el Venerable Maestro dice “Silencio y en Logia” se crea un cuerpo mental colectivo que nos envuelve a todos. Es entonces cuando la Cadena fraternal, esa cadena de unión que está aplicada al muro, baja hasta nosotros, palpita, se humaniza, nos libera y nos une: nos libera del polvo de todos los caminos, del lastre de la vida profana, de las fuerzas negativas que actúan en nosotros mismos y nos une en un plano superior de bondad, de tolerancia, del afán de superación, es decir, nos une a un nivel masónico: Y esa emoción no la puedo sentir yo ni nadie si estoy sentado en mi casa, leyendo, con mis amigos o durmiendo entre otras cosas.
Si no sabemos cómo opina el Taller o la Orden sobre determinado problema, si no nos formamos en la fragua masónica, si no aprendemos a manejar las herramientas de la vida superior, ¿Cómo vamos a influir; sobre quiénes vamos a influir? Se ha dicho siempre que no deben traerse aquí las pequeñeces y resquemores que nos separan de la vida profana, pero si se deben llevar hacia fuera la comprensión, la tolerancia, el respeto, la fraternidad que prevalecen en nuestra convivencia. ¿Cómo vamos a llevar hacia fuera esas buenas prácticas si empezamos por no practicarlas? Si queremos influir en el mundo profano tenemos que asistir a las Tenidas, por Muy Buenos que seamos.

Hay más, la Orden elige a sus hombres, los educa, los mejora, los transforma, pero ese proceso no se improvisa, no se opera por milagro, no se opera por el sólo hecho de estar en nuestros registros, por Muy Buenos que seamos. La Orden tiene ese proceso perfectamente organizado desde el primero hasta el último grado. Entre nosotros nada responde a la casualidad o la suerte, todo está cifrado en la razón y en el análisis. Es un sistema moral y filosófico “velado por el misterio y embellecido por los símbolos.”, es el más perfecto sistema, sin duda alguna, que el hombre ha creado para su convivencia, pero ese sistema no funciona con entelequias, nombres escritos en Cuadro Logial. ¡No!
Ese sistema funciona con hombres de carne y hueso y esos hombres son su arma, su instrumento y su triunfo: para que ese sistema funcione es preciso concurrir a la Logia.

Hay más: todo lo que aumenta la libertad del hombre aumenta su responsabilidad. La Masonería, para el que la entiende, aumenta la libertad interior, ayuda a pensar, suprema tarea y en consecuencia aumenta y compromete su responsabilidad. Y uno de los primeros deberes que son inherentes a esa cuota de responsabilidad es el de asistir a Logia. Porque cabe preguntar ¿dónde está la vida masónica, el mundo masónico que hemos escogido libremente, la esencia de sus enseñanzas? ¿Estarán en la oficina, en la fábrica, en el estudio o consultorio profesional o en la calle? ¡NO!. Están en la Logia.

Alguien podrá llamarse Masón, decir que figura en nuestros registros, pero nadie puede ser masón si no vive nuestra vida masónica y para eso es imprescindible concurrir a Logia. Puedo resumir y sintetizar todo lo dicho en los siguientes términos; “la finalidad más allá de la masonería, el ideal más puro y la ambición más noble y, a la vez, la tarea más difícil, la superación del hombre, la planificación del hombre, eso, mis Queridos Hermanos, no se obtendrá nunca con masones que no asisten a Logia”. [1] “La sabiduría consiste en sentirse siempre Aprendiz”. Que el Gran Arquitecto del Universo los ilumine.

Fuente: http://rey-salomon.blogspot.com/2010/08/masonesque-no-concurren-sus logias.html

Notas
[1] Las tenidas son eso: Ten y da, y la debemos hacer nosotros, no que ellas nos hagan. Todo lo interesante o aburrido depende de qué es lo que queramos aprender o perder el tiempo.

Compilado por el Q:.H:. Jose Luis Jimenez Mirabal
V:.M:. Sol de América 37

lunes, 18 de abril de 2011

La Cuadratura del Círculo.

El Circulo es el emblema del Universo o del cosmos, de la sucesión eterna de los seres alimentada por la vida y por la muerte y el cuadrado o la cuadratura señala los principios que los destruyen o regeneran. Según mi entender tenemos lo espiritual (el circulo) albergando lo material (el cuadrado) en perfecta y notable armonía, y es que desde el sublime grado de maestro nos vemos invitado a trascender lo espiritual en conjunción con lo material para cumplir la obra encomendada de edificar nuestro templo interior, si la parte material prevalece en nuestra vida se rompe el fino equilibrio del irracional problema de la cuadratura del círculo y digo irracional por lo irresoluble que es este en este plano, pero ante la elevación del ser su perfecta conjunción entre este plano y lo espiritual dan respuestas a las acertadas enseñanzas sobre el hombre y su difícil transitar por las sendas del camino iniciático, tales enseñanzas son presentadas levantando el sublime velo del hermetismo sagrado de nuestra institución con la invitación a conocernos a nosotros mismo, porque el que se conoce a sí mismo, a la naturaleza, a su creador, y al espíritu que le sirve de intermediario es Maestro Perfecto. 

Una interpretación más clara que me sirvió de mucho para entender este complicado tema, fue la proporción sin duda elevada establecida en el esoterismo del Hombre de Vitrubio. Leonardo da Vinci realiza una visión del hombre como centro del Universo al quedar inscrito en un círculo y un cuadrado. En él se realiza un estudio anatómico buscando la proporcionalidad del cuerpo humano, el canon clásico o ideal de belleza, manteniendo el equilibrio entre lo material y espiritual representados por el cuadrado dentro del círculo y la sobreexposición del hombre dentro de la dualidad. Esta figura también está relacionada simbólicamente con la estrella de cinco puntas, símbolo bien estudiado en el grado 2 del simbolismo, que en algunas culturas antiguas representaría a Sirio y para Pitágoras tendría un significado hermético como emblema de la perfección. 

Las cinco puntas de la estrella representan los cuatro elementos constitutivos del mundo (Fuego, Tierra, Aire y Agua), equilibrados por el quinto (Éter o Quintaesencia). El hombre que aparece en el interior de dicha estrella sería un ser puro, el “Ser de Luz”. Su forma surge de la suma del tres masculino, y el dos, cifra femenina evocadora del principio de dualidad. Estos valores simbolizan la esencia del ser humano dentro del Universo, representado por el círculo. De este modo, se genera una unión íntima entre cuadrado y círculo, dos figuras geométricas en las cuales las proporciones humanas son perfectamente inscribibles. El cuadrado corresponde a la tierra y a la materialidad, mientras que el círculo denota el cielo y la espiritualidad. Su unión se interpreta como una gran síntesis: la coincidentia oppositorum (coincidencia de los opuestos), que representa la realización de la Gran Obra, cuyo símbolo es la Cuadratura del Círculo. 

El esoterismo atribuye al pentáculo con la punta orientada hacia arriba un enorme poder ritual por todas estas correspondencias. La gran innovación de Leonardo está en haber superpuesto, en el mismo dibujo, la figura humana, la estrella de cinco puntas o pentáculo estrellado, y la fusión del círculo y el cuadrado, en una poderosa síntesis que representa al Hombre Universal (microcosmos) como centro del Cosmos (macrocosmos). 

Estamos ante una expresión plástica del Adán Kadmon, que se superpone al Árbol de la Vida cabalístico como emblema de la Creación. La cuadratura del círculo que se representa en este grado es una nueva invitación a desarrollar la espiritualidad de la mano con los progresos materiales en este plano. Solo conociéndonos a nosotros mismo encontraremos las respuestas porque todo obedece a una causa y toda causa tiene un efecto. 

 Josher González

LO SAGRADO Y LO PROFANO

Capítulo XI de Initiation et Réalisation Spirituelle

RENE GUENON.-

Ya hemos explicado frecuentemente que en una civilización integralmente tradicional, toda actividad humana, cualquiera que sea, posee un carácter que se puede decir sagrado, porque, por definición misma, la tradición no deja nada fuera de ella; sus aplicaciones se extienden entonces a todas las cosas sin excepción, de suerte que no hay ninguna que pueda ser considerada como indiferente o insignificante a este respecto, y de suerte que, haga lo que haga el hombre, su participación en la tradición está asegurada de una manera constante por sus actos mismos. Desde que algunas cosas escapan al punto de vista tradicional o, lo que viene a ser lo mismo, son consideradas como profanas, ese es el signo manifiesto de que se ha producido ya una degeneración que implica un debilitamiento y como una disminución de la fuerza de la tradición; y una tal degeneración está ligada naturalmente, en la historia de la humanidad, a la marcha descendente del desenvolvimiento cíclico. Evidentemente puede haber ahí muchos grados diferentes, pero, de una manera general, se puede decir que actualmente, incluso en las civilizaciones que todavía han guardado el carácter más claramente tradicional, se hace en ellas una cierta parte más o menos grande a lo profano, como una suerte de concesión forzada a la mentalidad determinada por las condiciones mismas de la época. Eso no quiere decir sin embargo que una tradición pueda reconocer jamás el punto de vista profano como tal, ya que eso equivaldría en suma a negarse a sí misma al menos parcialmente, y según la medida de la extensión que ella le acordara; a través de todas sus adaptaciones sucesivas, una tradición no puede sino mantener siempre de derecho, cuando no de hecho, que su propio punto de vista vale realmente para todas las cosas y que su dominio de aplicación las comprende a todas igualmente.
Por lo demás, solo la civilización occidental moderna, debido a que su espíritu es esencialmente antitradicional, pretende afirmar la legitimidad de lo profano como tal y considera incluso como un "progreso" incluir ahí una parte cada vez más grande de la actividad humana, de suerte que en el límite, para el espíritu integralmente moderno, ya no hay más que lo profano, y de suerte que todos sus esfuerzos tienden en definitiva a la negación o a la exclusión de lo sagrado. Las relaciones están aquí invertidas: una civilización tradicional, incluso disminuida, no puede sino tolerar la existencia del punto de vista profano como un mal inevitable, aunque esforzándose en limitar sus consecuencias lo más posible; en la civilización moderna, al contrario, lo que ya no se tolera es lo sagrado, porque no es posible hacerlo desaparecer enteramente de un solo golpe, y a lo cual, a la espera de la realización completa de ese "ideal", se hace una parte cada vez más reducida, poniendo el mayor cuidado en aislarlo de todo lo demás por una barrera infranqueable.

El paso de una a otra de estas dos actitudes opuestas implica la persuasión de que existe, no solo un punto de vista profano, sino un dominio profano, es decir, que hay cosas que son profanas en sí mismas y por su propia naturaleza, en lugar de no ser tales, como la cosa es realmente, más que por el efecto de una cierta mentalidad. Esta afirmación de un dominio profano, que transforma indebidamente un simple estado de hecho en un estado de derecho, es pues, si puede decirse, uno de los postulados fundamentales del espíritu antitradicional, puesto que no es sino inculcando primero esta falsa concepción en la generalidad de los hombres como puede esperar llegar gradualmente a sus fines, es decir, a la desaparición de lo sagrado, o, en otros términos, a la eliminación de la tradición hasta sus últimos vestigios. No hay más que mirar alrededor de sí mismo para darse cuenta hasta qué punto el espíritu moderno ha triunfado en esta tarea que se ha asignado, ya que incluso los hombres que se estiman "religiosos", es decir, aquellos en quienes subsiste todavía más o menos conscientemente algo del espíritu tradicional, por eso no consideran menos la religión como una cosa que ocupa entre las demás un lugar completamente aparte, y por lo demás, a decir verdad, muy restringido, de tal suerte que no ejerce ninguna influencia efectiva sobre todo el resto de su existencia, donde piensan y actúan exactamente de la misma manera que los más completamente irreligiosos de sus contemporáneos. Lo más grave es que estos hombres no se comportan simplemente así porque se encuentran obligados a ello por la presión del medio en el que viven, porque hay en eso una situación de hecho que no pueden más que deplorar y a la que son incapaces de sustraerse, lo que sería todavía admisible, pues, ciertamente, no se puede exigir de nadie que tenga el coraje necesario para reaccionar abiertamente contra las tendencias dominantes de su época, lo que no carece de peligro bajo más de una relación. ¡Muy lejos de eso, estos hombres están afectados por el espíritu moderno hasta tal punto que, como todos los demás, consideran la distinción e incluso la separación de lo sagrado y de lo profano como perfectamente legítima, y que, en el estado de cosas que es el de todas las civilizaciones tradicionales y normales, no ven más que una confusión entre dos dominios diferentes, confusión que, según ellos, ha sido "rebasada" y ventajosamente disipada por el "progreso"!

Hay más todavía: una tal actitud, ya difícilmente concebible por parte de hombres, cualesquiera que sean, que se dicen y que se creen sinceramente religiosos, ya no es ni siquiera solo el hecho de los "laicos", en quienes, en rigor, podría achacarse quizás a una ignorancia que la hace también excusable hasta un cierto punto. Ahora, parece que esta misma actitud es también la de eclesiásticos cada vez más numerosos, que parecen no comprender todo lo que tiene de contrario a la tradición, y decimos a la tradición de una manera completamente general, y por consiguiente tanto a esa forma tradicional de la que son representantes como a toda otra forma tradicional; ¡y se nos ha señalado que algunos de entre ellos llegan hasta hacer a las civilizaciones orientales un reproche de que la vida social esté allí penetrada todavía de lo espiritual, viendo en eso incluso una de las principales causas de su pretendida inferioridad en relación a la civilización occidental! Por lo demás, hay lugar a destacar una extraña contradicción: los eclesiásticos más alcanzados por las tendencias modernas se muestran generalmente mucho más preocupados de la acción social que de la doctrina; pero, puesto que aceptan y aprueban incluso la "laicización" de la sociedad, ¿por qué intervienen ellos mismos en ese dominio? Eso no puede ser, como sería legítimo y deseable, para intentar reintroducir en él un poco de espíritu tradicional, puesto que piensan que éste debe permanecer completamente ajeno a las actividades de ese orden; esta intervención es pues completamente incomprensible, a menos de admitir que hay en su mentalidad algo profundamente ilógico, lo que, por lo demás, es incontestablemente el caso de muchos de nuestros contemporáneos. Sea como fuere, en eso hay un síntoma de los más inquietantes: cuando representantes auténticos de una tradición han llegado al punto en que su manera de pensar no difiere sensiblemente de la de sus adversarios, uno puede preguntarse qué grado de vitalidad tiene todavía esa tradición en su estado actual; y, puesto que la tradición de que se trata es la del mundo occidental, en estas condiciones, ¿qué posibilidades de enderezamiento pueden quedar todavía para éste, al menos en tanto que uno se atenga al dominio exotérico y que no se considere ningún otro orden de posibilidades?

jueves, 22 de julio de 2010

INFLUENCIAS ESPIRITUALES Y «EGREGORES»

RENÉ GUÉNON, INICIACIÓN Y REALIZACIÓN ESPIRITUAL
Pag. 42

Hemos quedado un poco sorprendidos al leer recientemente, en una nota cosagrada a nuestro Apercepciones sobre la Iniciación, la frase siguiente, presentada de tal manera que se podría creer que resume en cierto modo lo que hemos dicho nos mismo en ese libro: «La iniciación, ciertamente, no dispensa ni de la meditación ni del estudio, pero coloca al adepto sobre un plano particular; le pone en contacto con el egregor de una organización iniciática, emanado él mismo del egregor supremo de una iniciación universal, una y multiforme». No insistiremos sobre el empleo abusivo que se hace aquí de la palabra «adepto», aunque, después de que lo hemos denunciado expresamente explicando la verdadera significación de esta palabra, nos esté permitido extrañarnos de ello; de la iniciación propiamente dicha al adeptado, mayor o incluso menor, la vía es larga... Pero lo que importa más, es esto: como en la nota de que se trata, no se hace por lo demás la menor alusión al papel de las influencias espirituales, parece haber ahí una equivocación bastante grave, que otros pueden haber cometido igualmente, a pesar de todo el cuidado que hemos puesto en exponer las cosas tan claramente como es posible, pues decididamente, parece que frecuentemente es muy difícil hacerse comprender con exactitud. Pensamos pues que una puesta a punto no será inútil; por lo demás, estas precisiones seguirán de manera bastante natural a las que ya hemos dado, en nuestros últimos artículos, en respuesta a las diversas cuestiones que nos han sido planteadas sobre el tema del vinculamiento iniciático.

En primer lugar, debemos hacer observar que nunca hemos empleado la palabra
«egregor» para designar lo que se puede llamar propiamente una «entidad colectiva»; y la razón de ello es que, en esta acepción, éste es un término que no tiene nada de tradicional y que no representa más que una de las numerosas fantasías del moderno lenguaje ocultista. El primero que empleó esta palabra así es Eliphas Lévi, y, si nuestros recuerdos son exactos, fue también él quien, para justificar ese sentido, le dio una etimología latina inverosímil, haciéndole derivar de grex, «rebaño», mientras que esta palabra es puramente griega y jamás ha significado en realidad otra cosa que «vigilante». Por lo demás, se sabe que este término se encuentra en el Libro de Hénoch, donde designa entidades de un carácter bastante enigmático, pero que, en todo caso, parecen pertenecer al «mundo intermediario»; eso es todo lo que tienen en común con las entidades colectivas a las que se ha pretendido aplicar el mismo nombre.
En efecto, éstas son de orden esencialmente psíquico, y, por lo demás, es eso, sobre todo, lo que constituye la gravedad de la equivocación que señalamos, pues, a este respecto, la frase que hemos señalado se nos aparece en suma como un nuevo ejemplo de la confusión de lo psíquico y de lo espiritual.

De hecho, ya hemos hablado de estas entidades colectivas, y pensábamos que habíamos precisado suficientemente su papel cuando, a propósito de las organizaciones tradicionales, religiosas u otras, que pertenecen al dominio que puede decirse exotérico, en el sentido más extenso de esta palabra, para distinguirle del dominio iniciático, escribíamos esto: «Se puede considerar cada colectividad como disponiendo de una fuerza de orden sutil constituida en cierta manera por los aportes de todos sus miembros pasados y presentes, y que, por consiguiente, es tanto más considerable y susceptible de producir efectos más intensos cuanto más antigua sea la colectividad y cuanto mayor sea el número de miembros que la componen; por lo demás, es evidente que esta consideración «cuantitativa» implica esencialmente que se trata del dominio individual, más allá del cual ya no podría intervenir en modo alguno1. A propósito de esto, recordaremos que lo colectivo, en todo lo que lo constituye, tanto psíquicamente como corporalmente, no es otra cosa que una simple extensión de lo individual, y que, por consiguiente, no tiene absolutamente nada de transcendente en relación a esto, contrariamente a las influencias espirituales que son de un orden completamente diferente; para tomar los términos habituales del simbolismo geométrico, es menester, diremos, no confundir el sentido horizontal con el sentido vertical. Esto nos conduce a responder incidentemente a otra cuestión que también nos ha sido planteada, y que no carece de relación con lo que consideramos al presente: sería un error considerar como un estado supraindividual el que resultaría de la identificación tanto con una entidad psíquica colectiva, como con toda otra entidad psíquica cualquiera que sea; la participación en una tal entidad colectiva, a un grado cualquiera, puede considerarse, si se quiere, como constituyendo una suerte de «ensanchamiento» de la individualidad, pero nada más. Así pues, es únicamente para obtener algunas ventajas de orden individual como los miembros de una colectividad pueden utilizar la fuerza sutil de la que ésta dispone, conformándose a las reglas establecidas a este efecto por la colectividad de que se trate; e, incluso si, para la obtención de esas ventajas, hay además la intervención de una influencia espiritual, como ocurre concretamente en un caso tal como el de las colectividades religiosas, esta influencia espiritual, al no actuar entonces en su dominio propio que es de orden supraindividual, debe ser considerada, así como ya lo hemos dicho igualmente, como «descendiendo» al dominio individual y ejerciendo en él su acción por medio de la fuerza colectiva en la que toma su punto de apoyo. Por ello, es por lo que la oración, conscientemente o no, se dirige de la manera más inmediata a la entidad colectiva, y solo por la intermediación de ésta se dirige también a la influencia espiritual que actúa a través de ella; las condiciones puestas a su eficacia por la organización religiosa no podrían explicarse de otro modo.

El caso es completamente diferente en lo que concierne a las organizaciones iniciáticas, por eso mismo de que éstas, y solo éstas, tienen como propósito esencial ir más allá del dominio individual, y porque incluso lo que se refiere en ellas de modo más directo a un desarrollo de la individualidad no constituye en definitiva más que una etapa preliminar para llegar finalmente a rebasar las limitaciones de ésta. No hay que decir que estas organizaciones conllevan también, como todas las demás, un elemento psíquico que puede jugar un papel efectivo en ciertos respectos, por ejemplo para establecer una «defensa» frente al mundo exterior y para proteger a los miembros de una tal organización contra algunos peligros provenientes de éste, ya que es evidente que no es por medios de orden espiritual como pueden obtenerse semejantes resultados, sino solo por medios que están en cierto modo al mismo nivel que aquellos de los que puede disponer ese mundo exterior, pero eso es algo muy secundario y puramente contingente, que no tiene nada que ver con la iniciación en sí misma. Ésta es enteramente independiente de la acción de una fuerza psíquica cualquiera, puesto que consiste propia y esencialmente en la transmisión directa de una influencia espiritual, que debe producir, de una manera inmediata o diferida, efectos que dependen igualmente del orden espiritual mismo, y no ya de un orden inferior como en el caso del que hemos hablado precedentemente, de suerte que ya no es por la intermediación de un elemento psíquico como ella debe actuar aquí. Así pues, no es en tanto que una simple colectividad como es menester considerar una organización iniciática como tal, ya que no es en modo alguno ahí donde se encuentra lo que le permite desempeñar la función que es toda su razón de ser: puesto que la colectividad no es en suma más que una reunión de individuos, no puede, por sí misma, producir nada que sea de un orden supraindividual, pues lo superior no puede en ningún caso proceder de lo inferior; si el vinculamiento a una organización iniciática puede tener efectos de ese orden, es pues únicamente en tanto que la organización iniciática es depositaria de algo que es en sí mismo supraindividual y transcendente en relación a la colectividad, es decir, de una influencia espiritual cuya conservación y cuya transmisión debe asegurar sin ninguna discontinuidad. Por consiguiente, el vinculamiento iniciático no debe concebirse como el vinculamiento a un «egregor» o a una entidad psíquica colectiva, ya que en eso no hay en todo caso más que un aspecto completamente accidental, aspecto por el cual las organizaciones iniciáticas no difieren en nada de las organizaciones exotéricas; lo que constituye esencialmente la «cadena», es, repitámoslo todavía, la transmisión ininterrumpida de la influencia espiritual a través de las generaciones sucesivas1. Del mismo modo, el lazo entre las diferentes formas iniciáticas no es una simple filiación de «egregores», como podría hacerlo creer la frase que ha sido el punto de partida de estas reflexiones; resulta en realidad de la presencia, en todas esas formas, de una misma influencia espiritual, una en cuanto a su esencia y en cuanto a los fines en vista de los cuales actúa, aunque no en cuanto a las modalidades más o menos especiales según las cuales se ejerce su acción; y es así como se establece, de próximo en próximo y a grados diversos, una comunicación, efectiva o virtual según los casos, con el centro espiritual supremo.

A estas consideraciones, agregaremos otra precisión que tiene también su importancia bajo el mismo punto de vista: es que, cuando una organización iniciática se encuentra en un estado de degeneración más o menos acentuada, aunque la influencia espiritual esté siempre presente en ella, su acción está necesariamente disminuida, y entonces, por el contrario, las influencias psíquicas pueden actuar de una manera más visible y a veces casi independiente. El caso extremo a este respecto es aquel donde, habiendo dejado de existir como tal una forma iniciática y habiéndose retirado enteramente por eso mismo la influencia espiritual, subsisten únicamente las influencias psíquicas en el estado de «residuos» nocivos e incluso particularmente peligrosos, así como lo hemos explicado en otra parte2. Entiéndase bien que, mientras exista realmente la iniciación, aunque sea reducida a no poder ser ya sino puramente virtual, las cosas no podrían llegar hasta ahí; pero por eso no es menos verdad que el hecho de que las influencias psíquicas tomen una preponderancia más o menos grande en una forma iniciática constituye un signo desfavorable en cuanto al estado actual de ésta, y eso muestra así mismo cuan lejos están de la verdad los que querrían atribuir la iniciación misma a influencias de ese orden.

1Ver Apercepciones sobre la Iniciación, cap. XXIV.
1 Al decir aquí «generaciones», no tomamos esta palabra solo en su sentido exterior y en cierto
modo «material», sino que con eso entendemos hacer alusión sobre todo al carácter de «segundo nacimiento
» que es inherente a la iniciación.
2 Ver El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos, XXVII.

miércoles, 21 de julio de 2010

LA MULTIPLICIDAD DE LOS ESTADOS DEL SER

Por Rene Guenon
Del Libro El Simbolismo de la Cruz:

Un ser cualquiera, ya sea el ser humano o todo otro, puede ser considerado evidentemente desde muchos puntos de vista diferentes, podemos decir incluso desde una indefinidad de puntos de vista, de importancia muy desigual, pero todos igualmente legítimos en sus dominios respectivos, a condición de que ninguno de ellos pretenda rebasar sus límites propios, ni sobre todo devenir exclusivo y desembocar en la negación de los demás. Si es verdad que ello es así, y si por consiguiente no se puede rehusar ninguno de estos puntos de vista, ni siquiera el más secundario y contingente de entre ellos, el lugar que le pertenece por el solo hecho de que responde a alguna posibilidad, no es menos evidente, por otra parte, que, desde el punto de vista metafísico, que es el único que nos interesa aquí, la consideración de un ser bajo su aspecto individual es necesariamente insuficiente, puesto que quien dice metafísico dice universal. Ninguna doctrina que se limita a la consideración de los seres individuales podría pues merecer el nombre de metafísica, cualquiera que puedan ser por lo demás su interés y su valor a otros respectos; una tal doctrina siempre puede llamarse propiamente «física», en el sentido original de esta palabra, puesto que se queda exclusivamente en el dominio de la «naturaleza», es decir, en el dominio de la manifestación, y todavía con la restricción de que no considera más que la sola manifestación formal, o incluso más especialmente uno de los estados que constituyen ésta.

Bien lejos de ser en sí mismo una unidad absoluta y completa, como lo querrían la mayoría de los filósofos occidentales, y en todo caso los modernos sin excepción, el individuo no constituye en realidad más que una unidad relativa y fragmentaria.

No es un todo cerrado y que se basta a sí mismo, un «sistema cerrado» a la manera de la «mónada» de Leibnitz; y la noción de la «substancia individual», entendida en ese sentido, a la que estos filósofos dan en general una importancia tan grande, no tiene ningún alcance propiamente metafísico: en el fondo, no es otra cosa que la noción lógica del «sujeto», y, si puede sin duda ser de un gran uso a este título, no puede transportarse legítimamente más allá de los límites de este punto de vista especial.

El individuo, considerado incluso en toda la extensión de la que es susceptible, no es un ser total, sino solo un estado particular de manifestación de un ser, estado sometido a ciertas condiciones especiales y determinadas de existencia, y que ocupa un cierto lugar en la serie indefinida de los estados del ser total. Es la presencia de la forma entre estas condiciones de existencia la que caracteriza a un estado como individual; no hay que decir, por lo demás, que esta forma no debe ser concebida necesariamente como espacial, ya que no es tal más que en el mundo corporal solo, donde el espacio es precisamente una de las condiciones que definen propiamente a éste1. Debemos recordar aquí, al menos sumariamente, la distinción fundamental del «Sí mismo» y del «yo», o de la «Personalidad» y de la «individualidad», sobre la que hemos dado ya en otra parte todas las explicaciones necesarias. El «Sí mismo», hemos dicho, es el principio transcendente y permanente del que el ser manifestado, el ser humano por ejemplo, no es más que una modificación transitoria y contingente, modificación que no podría, por otra parte, afectar de ningún modo al Principio.

Inmutable en su naturaleza propia, desarrolla sus posibilidades en todas las modalidades de realización, en multitud indefinida, que son para el ser total otros tantos estados diferentes, estados de los que cada uno tiene sus condiciones de existencia limitativas y determinantes, y de los que uno solo constituye la porción o más bien la determinación particular de este ser que es el «yo» o la individualidad humana. Por lo demás, este desarrollo no es un desarrollo, a decir verdad, más que en tanto que se le considera del lado de la manifestación, fuera de la cual todo debe ser necesariamente en perfecta simultaneidad en el «eterno presente»; y es por eso por lo que la «permanente actualidad» del «Sí mismo» no es afectada por él. El «Sí mismo» es así el principio por el que existen, cada uno en su dominio propio, que podemos llamar un grado de existencia, todos los estados del ser; y esto debe entenderse, no solo de los estados manifestados, individuales como el estado humano o supraindividuales, es decir, en otros términos, formales o informales, sino también, aunque la palabra «existir» deviene entonces impropia, de los estados no manifestados, que comprenden todas las posibilidades que, por su naturaleza misma, no son susceptibles de ninguna manifestación, al mismo tiempo que las posibilidades de manifestación mismas en modo principal; pero este «Sí mismo» no es sino por sí mismo, puesto que no tiene y no puede tener, en la unidad total e indivisible de su naturaleza íntima, ningún principio que le sea exterior.

Acabamos de decir que la palabra «existir» no puede aplicarse propiamente a lo no manifestado, es decir, en suma al estado principial; en efecto, tomada en su sentido estrictamente etimológico (del latín ex-stare), esta palabra indica al ser dependiente respecto de un principio otro que sí mismo, o, en otros términos, al que no tiene en sí mismo su razón suficiente, es decir, al ser contingente, que es la misma cosa que el ser manifestado1. Cuando hablemos de la Existencia, entenderemos pues la manifestación universal, con todos los estados o grados que conlleva, grados de los cuales cada uno puede ser designado igualmente como un «mundo», y que son en multiplicidad indefinida; pero este término no convendría ya al grado del Ser puro, principio de toda la manifestación y él mismo no manifestado, ni con mayor razón, a lo que está más allá del Ser mismo.

Podemos establecer en principio, antes de todas las cosas, que la Existencia, considerada universalmente según la definición que acabamos de dar de ella, es única en su naturaleza íntima, como el Ser es uno en sí mismo, y lo es en razón precisamente de esta unidad, puesto que la Existencia universal no es nada más que la manifestación integral del Ser, o, para hablar más exactamente, la realización, en modo manifestado, de todas las posibilidades que el Ser conlleva y contiene principalmente en su unidad misma. Por otra parte, de la misma manera que la unidad del Ser sobre la cual se funda, esta «unicidad» de la Existencia, si se nos permite usar aquí un término que puede parecer un neologismo2, no excluye tampoco la multiplicidad de los modos de la manifestación o no es afectada por ellos, puesto que comprende igualmente todos estos modos por eso mismo de que son igualmente posibles, implicando esta posibilidad que cada uno de ellos debe realizarse según las condiciones que le son propias. Resulta de ello que la Existencia, en su «unicidad», conlleva, como ya lo hemos indicado hace un momento, una indefinidad de grados, que corresponden a todos los modos de la manifestación universal; y esta multiplicidad indefinida de los grados de la Existencia implica correlativamente, para un ser cualquiera considerado en su totalidad, una multiplicidad igualmente indefinida de estados posibles, de los cuales cada uno debe realizarse en un grado determinado de la Existencia.

Esta multiplicidad de los estados del ser, que es una verdad metafísica fundamental, es verdadera ya cuando nos limitamos a considerar los estados de manifestación, como acabamos de hacerlo aquí, y como debemos hacerlo desde que se trata solo de
la Existencia; por consiguiente, es verdadera a fortiori si se consideran a la vez los estados de manifestación y los estados de no manifestación, cuyo conjunto constituye el ser total, considerado entonces, ya no solo en el dominio de la Existencia, incluso tomada en toda la integralidad de su extensión, sino en el dominio ilimitado de la Posibilidad Universal. Debe comprenderse bien, en efecto, que la Existencia no encierra más que las posibilidades de manifestación, y todavía con la restricción de que estas posibilidades no son concebidas entonces sino en tanto que se manifiestan efectivamente, puesto que, en tanto que no se manifiestan, es decir, principalmente, están en el grado del Ser. Por consiguiente, la Existencia está lejos de ser toda la Posibilidad, concebida como verdaderamente universal y total, fuera y más allá de todas las limitaciones, comprendida incluso esta primera limitación que constituye la determinación más primordial de todas, queremos decir, la afirmación del Ser puro.

Cuando se trata de los estados de no manifestación de un ser, es menester todavía
hacer una distinción entre el grado del Ser y lo que está más allá; en este último caso, es evidente que el término «ser» mismo ya no puede aplicarse rigurosamente en su sentido propio; pero, sin embargo, en razón de la constitución misma del lenguaje, estamos obligados a conservarle a falta de otro más adecuado, no atribuyéndole ya entonces más que un valor puramente analógico y simbólico, sin lo cual nos resultaría enteramente imposible hablar de una manera cualquiera de lo que se trata. Es así como podremos continuar hablando del ser total como estando al mismo tiempo manifestado en algunos de sus estados y no manifestado en otros, sin que eso implique de ningún modo que, para estos últimos, debamos detenernos en la consideración de lo que corresponde al grado que es propiamente el del Ser.

Los estados de no manifestación son esencialmente supraindividuales, y, del mismo modo que el «Sí mismo» principial del que no pueden ser separados, tampoco podrían de ninguna manera ser individualizados; en cuanto a los estados de manifestación, algunos son individuales, mientras que otros son no individuales, diferencia que corresponde, según lo que hemos indicado, a la distinción de la manifestación formal y de la manifestación informal. Si consideramos en particular el caso del hombre, su individualidad actual, que constituye hablando propiamente el estad humano, no es más que un estado de manifestación entre una indefinidad de otros, que deben ser concebidos todos como igualmente posibles y, por ello mismo, como existiendo al menos virtualmente, si no como efectivamente realizados para el ser que consideramos, bajo un aspecto relativo y parcial, en este estado individual humano.

martes, 20 de julio de 2010

"DE LA MUERTE INICIATICA"

Por RENE GUENON

Otra cuestión que parece tan poco comprendida como la de las pruebas por la mayor parte de aquellos de nuestros contemporáneos que tienen la pretensión de tratar de estas cosas es la que se ha llamado la "muerte iniciática"; así, nos ha ocurrido frecuentemente encontrar, a propósito de ello, una expresión como la de "muerte ficticia", la cual testimonia la más completa incomprensión de las realidades de este orden. Quienes así se expresan no ven evidentemente sino la exterioridad del rito, y no tienen ni idea acerca de los efectos que debe producir sobre quienes están realmente cualificados; de otro modo, se percatarían de que esta "muerte", lejos de ser "ficticia", es por el contrario, en un sentido, incluso más real que la muerte entendida en el sentido ordinario de la palabra, pues es evidente que el profano que muere no se transforma en iniciado por ello, y la distinción entre el orden profano (comprendiendo aquí no solamente lo que está desprovisto de carácter tradicional, sino también todo exoterismo) y el orden iniciático es, a decir verdad, la única que supera las contingencias inherentes a los estados particulares del ser y que posee, en consecuencia, un valor profundo y permanente desde el punto de vista universal. Nos contentaremos con recordar, a este respecto, que todas las tradiciones insisten sobre la diferencia esencial que existe entre los estados póstumos del ser humano según se trate de un profano o de un iniciado; si las consecuencias de la muerte, tomada en su acepción habitual, están así condicionadas por esta distinción, significa entonces que la transformación n que da acceso al orden iniciático corresponde a un grado superior de realidad.

Está claro que la palabra "muerte" debe ser tomada aquí en su sentido más general, según el cual podemos decir que todo cambio de estado, sea cual sea, es a la vez una muerte y un nacimiento, según se lo considere de una parte o de otra: muerte con respecto al estado precedente, nacimiento con respecto al estado consecuente. La iniciación es generalmente descrita como un "segundo nacimiento", lo que en efecto es; pero este "segundo nacimiento" implica necesariamente la muerte al mundo profano y lo sigue en cierto modo inmediatamente, puesto que no hay aquí, propiamente hablando, sino dos caras de un mismo cambio de estado. En cuanto al simbolismo del rito, estará naturalmente basado en la analogía existente entre todos los cambios de estado; en razón de esta analogía, la muerte y el nacimiento en sentido ordinario simbolizan la muerte y el nacimiento iniciáticos, siendo las imágenes que les son prestadas transpuestas por el rito a otro orden de realidad. Cabría indicar especialmente, a este respecto, que todo cambio de estado debe ser considerado como cumpliéndose en las tinieblas, lo que explica el simbolismo del color negro en relación a esto (1): el candidato a la iniciación debe pasar por la oscuridad completa antes de acceder a la "verdadera luz". Es en esta fase de oscuridad donde se efectúa lo que es denominado el "descenso a los Infiernos", del cual hemos hablado más ampliamente en otro estudio (2): es, podría decirse, como una especie de "recapitulación" de los estados precedentes, mediante el cual las posibilidades referidas al estado profano serán definitivamente agotadas, a fin de que el ser pueda desde entonces desarrollar libremente las posibilidades de orden superior que lleva en él, y cuya realización pertenece propiamente al dominio iniciático.
Por otra parte, puesto que consideraciones similares son aplicables a todo cambio de estado, y los grados posteriores y sucesivos de la iniciación corresponden naturalmente también a cambios de estado, puede decirse que aún habrá, mediante el acceso a cada uno de ellos, muerte y nacimiento, aunque el "corte", si se nos permite la expresión, será menos claro y de importancia menos fundamental que en la primera iniciación, es decir, en el paso del orden profano al orden iniciático. Además, es evidente que los cambios sufridos por el ser en el curso de su desarrollo son realmente en multitud indefinida; los grados iniciáticos conferidos ritualmente, en cualquier forma tradicional, no pueden entonces corresponder sino a una especie de clasificación general de las principales etapas a cubrir, y cada uno de ellos puede resumir en sí mismo todo un conjunto de etapas secundarias e intermedias. Pero hay, en este proceso, un punto particularmente importante, donde el simbolismo de la muerte debe aparecer de nuevo en la forma más explícita; y esto requiere aún algunas explicaciones.
El "segundo nacimiento", entendido como correspondiendo a la primera iniciación, es propiamente, como ya hemos dicho, lo que puede llamarse una regeneración psíquica; y es en efecto en el orden psíquico, es decir, en el orden en que se sitúan las modalidades sutiles del ser humano, donde deben efectuarse las primeras fases del desarrollo iniciático; pero éstas no constituyen un fin en sí mismas, y no son aún sino preparatorias con relación a la realización de las posibilidades de un orden más elevado, es decir, del orden espiritual en el verdadero sentido de la palabra. El punto del proceso iniciático al cual hemos aludido es aquel que indicará el paso del orden psíquico al orden espiritual; y este paso podrá ser considerado especialmente como constituyendo una "segunda muerte" y un "tercer nacimiento"(3). Es conveniente añadir que este "tercer nacimiento" será presentado más bien como una "resurrección" que como un nacimiento ordinario, pues no se trata aquí de un "comienzo" en el mismo sentido que en la primera iniciación; las posibilidades ya desarrolladas, y adquiridas de una vez por todas, deberán volver a encontrarse tras este paso, pero "transformadas" , de forma análoga a aquella en la cual el "cuerpo glorioso" o "cuerpo de resurrección" representa la "transformación" de las posibilidades humanas, más allá de las condiciones limitativas que definen al modo de existencia de la individualidad como tal.

La cuestión, reducida así a lo esencial, es en suma muy simple; lo que la complica son, como casi siempre ocurre, las confusiones que se cometen al mezclar consideraciones que en realidad se refieren a algo distinto. Es lo que se produce normalmente con el tema de la "segunda muerte", a la cual muchos pretenden unir un significado particularmente lamentable, ya que no saben hacer ciertas distinciones esenciales entre los diversos casos donde puede ser empleada esta expresión. La
"segunda muerte", después de lo que acabamos de decir, no es sino la "muerte psíquica"; se puede considerar este hecho como susceptible de producirse, en un plano más o menos largo tras la muerte corporal, en el hombre ordinario, fuera de todo proceso iniciático; pero entonces esta "segunda muerte" no dará acceso al dominio espiritual, y el ser, saliendo del estado humano, pasará simplemente a otro estado individual de manifestación. Hay aquí una eventualidad temible para el profano, que tendrá todas las ventajas en ser mantenido en lo que hemos denominado las
"prolongaciones" del estado humano, lo que por otra parte es en todas las tradiciones la principal razón de ser de los ritos funerarios. Pero ocurre de modo muy distinto para el iniciado, puesto que no realizó las posibilidades del estado humano sino para llegar a superarlas, y debe necesariamente salir de este estado, sin tener necesidad por otra parte para ello de llegar a la disolución de la apariencia corporal para pasar a los estados superiores.
Añadamos todavía, para no omitir ninguna posibilidad, que hay otro aspecto desfavorable en la "segunda muerte", que se refiere propiamente a la "contra iniciación"; ésta, en efecto, imita en sus fases a la verdadera iniciación, pero sus resultados son en cierto modo contrarios a ella, y, evidentemente, no puede conducir en ningún caso al dominio espiritual, puesto que no hace por el contrario sino alejar de él al ser cada vez más. Cuando el individuo que sigue esta vía llega a la "muerte psíquica" se encuentra en una situación no exactamente semejante a la del profano puro y simple, sino mucho peor, en razón del desarrollo que ha dado a las posibilidades más inferiores del orden sutil; pero no insistiremos sobre ello, y nos conformaremos con remitir a las alusiones que ya hicimos en otras ocasiones (4), pues, a decir verdad, éste es un caso que no puede presentar interés sino desde un punto de vista muy especial, y, de todas formas, no tiene absolutamente nada que ver con la verdadera iniciación. La suerte de los "magos negros", como se dice comúnmente, no les concierne sino a ellos mismos, y sería como mínimo inútil suministrar alimento a las divagaciones más o menos fantásticas a las cuales este tema da lugar a menudo; no conviene ocuparse de éstos sino para denunciar sus daños cuando las circunstancias lo exigen, y para oponerse a ellos en la medida de lo posible; y, desgraciadamente, en una época como la nuestra, estos daños están singularmente más extendidos de lo que podrían imaginar quienes no han tenido ocasión de darse cuenta de ello directamente.

NOTAS:
(1). Esta explicación conviene igualmente a lo referente a las fases de la "Gran Obra" hermética, que, como ya hemos indicado, corresponden estrictamente a las de la iniciación.
(2). Ver L'Esotérisme de Dante.
(3). En el simbolismo masónico, esto corresponde a la iniciación al grado de Maestro.
Publicado originalmente en "Voile d´Isis", marzo de 1934 y retomado como capítulo XXVI de Apreciaciones sobre la Iniciación,
París, 1946
Traducción del francés: Q:.H:. Joaquín Jiménez M:.M:.

¿QUÉ ES EL RITO ESCOCÉS ANTIGUO Y ACEPTADO?


¿QUÉ ES EL RITO ESCOCÉS ANTIGUO Y ACEPTADO?

Me permitiré recordar que de los datos existentes se desprende que al finalizar la primera cruzada, en el año de 1099, se establecieron en Francia, Prusia y Escocia los grados sublimes e inefables del Rito Escocés, los cuales por circunstancias desconocidas permanecieron abandonadas desde 1658, hasta 1758, en cuyo tiempo se reorganizaron en París y Burdeos las Logias de Perfección. En 1761, las Logias y Consejos de Grados Superiores se extendieron por toda Europa y Federico II, Rey de Prusia, aceptó el patronato de las mismas, el cual le fue ofrecido por la Comisión de Estocolmo, bajo el Título de Primer Soberano Gran Inspector General e Ilustre Comendador en Jefe de la Orden de Sublimes y Valientes Príncipes del Real Secreto, y fue reconocido como Jefe del Rito Escocés. 

En el año de 1762, se promulgaron las Constituciones y Reglamentos del Gran Consejo de los Sublimes Príncipes del Real Secreto, para el Gobierno de todos los cuerpos del Rito Antiguo Escocés, rito que se formaba de 25 Grados, siendo el más alto de ellos, el de Sublime Príncipe del Real Secreto. El 1º de Mayo de 1786, Federico II, Rey de Prusia, Soberano Gran Comendador, Gran Maestro Universal y Conservador de la Antiquísima y muy respetable sociedad de antiguos Masones o Arquitectos Unidos o sea Orden Real y Militar del Arte libre del labrar la piedra, o Masonería, con el fin de asegurar y reunir en un solo cuerpo de masonería todos los ritos del Régimen Escocés existentes, tales como: Rito Antiguo; Rito de Heredom; Rito del Oriente del Kilwining; Rito de San Andrés; Rito de los Emperadores de Oriente y Occidente; Rito de los Príncipes del Real Secreto o de Perfección; Rito Escocés y Rito primitivo, promulgó las grandes constituciones de 1786, y declaro para siempre reunidos en una sola orden, las puras Doctrinas de la Masonería del Rito Escocés Antiguo y aceptado de 33 Grados; El primer grado sometido al segundo, éste al tercero y así sucesivamente hasta el 33, de Soberano Gran Inspector General, el cual inspeccionará, dirigirá y gobernará todos los otros. 

El cuerpo o reunión de miembros poseedores de este grado formarán el Supremo Consejo, quien será el conservador de la Orden. Asimismo Federico II, dispuso que después de su muerte, el poder supremo que hasta entonces le había sido conferido, se transmitiera en cada País o Nación donde no los hubiera, a un Supremo Consejo. El 17 de Agosto de 1786, murió Federico II, y de conformidad con lo que dispuso en las Grandes Constituciones, los hermanos Juan Mirchell y Federico Dalchó instalaron en Charleston el 31 de Mayo de 1801 el Primer Supremo Consejo de Soberanos Grandes Inspectores Generales del Trigésimo Tercero Y Ultimo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado; a la fecha, este Supremo Consejo se denomina de la jurisdicción Sur de los Estados Unidos de América y tiene su residencia en Washington, D.C. 

 ¿Cómo trabaja? 

El Rito Escocés Antiguo y Aceptado (R.E.A.A.) es un Rito donde se combinan los elementos simbólicos más tradicionales con una dinámica de funcionamiento ciertamente expresiva que permite desarrollar junto a un profundo sentido de fraternidad, un agudo sentido del análisis racional que invita a enfocar la vida con criterios donde lo espiritual y lo racional se complementan extraordinariamente. En las Logias que utilizan el R.E.A.A. se representan simbólicamente las Leyes que rigen el universo y sus trabajos se realizan fundamentalmente en dos líneas que se complementan como los brazos de un mismo cuerpo. En primer lugar, la práctica del Ritual, permite, en sus grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, a través de una serie de dramatizaciones ritualísticas de antiquísima simbología, tener una mayor conciencia de las Leyes y preceptos de la naturaleza y del universo de la que descubriría nuestra simple pero atenta observación. 

Así, el ritual está estructurado y codificado de tal manera que conforma un hilo conductor, el cual no sólo puede transmitir un claro y sencillo mensaje general, sino que puede activar mecanismos subconscientes e inconscientes que generan un elevado sentido de la trascendencia y de Dios o Gran Arquitecto del Universo. Así pues, en este Rito tiene una importancia capital no sólo la práctica del Ritual sino también su asimilación espiritual, psicológica y conceptual. 

En segundo lugar, dentro de los trabajos de la Logia se pone igualmente énfasis en los Trabajos Masónicos de tipo intelectual. Los Trabajos son presentados por escrito y, una vez leídos en la Tenida, son tratados de forma oral y coloquial entre los hermanos. De esta forma se consigue, a través de las diferentes apreciaciones u opiniones aportadas, una percepción profunda del tema tratado, con el consiguiente enriquecimiento y formación masónica que invariablemente dará sus frutos en cualquier ámbito o situación. Siguiendo con el espíritu eminentemente dinámico de las Logias de R.E.A.A. habitualmente forma parte importante, el correspondiente ágape fraternal o cena realizada fuera de las Logias, donde se desarrolla, si cabe en mayor medida, el profundo sentido de la Fraternidad que existe entre todos los Hermanos. 

¿Cuáles son los grados del R:.E:.A:.A:.? 

Los tres primeros grados, comunes a todos los ritos, se denominan simbólicos, y son administrados con plena soberanía por las Grandes Logias; sin embargo los grados 4º al 33º, ambos inclusive, son administrados por los Supremos Consejos. 

Estos son los grados que se pueden obtener en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Nuestra Gran Logia de la Republica de Venezuela, solamente otorga los tres primeros grados del Rito, pero ofrece la oportunidad de continuar el perfeccionamiento del Maestro Masón canalizándolo a una Sublime Logia Capitular de Perfección jurisdiccionada al Supremo Consejo de la Republica Venezuela. 

MASONERÍA SIMBÓLICA. 

01. Aprendiz 
02. Compañero 
03. Maestro 

MASONERÍA FILOSÓFICA

Capítulo 

04. Maestro Secreto 
05. Maestro Perfecto 
06. Maestro por Curiosidad o Secretario Íntimo 
07. Maestro Irlandés o Preboste y Juez 
08. Maestro en Israel o Intendente de Edificios 
09. Maestro Elegido de los Nueve o Perfecto Masón Electo 
10. Maestro Elegido de los Quince 
11. Sublime Elegido o Electo de las Doce Tribus 
12. Gran Maestro Arquitecto1
13. Real Arco 
14. Gran Elegido, Perfecto y Sublime Masón 
15. Masón Libre, Consejero de Oriente o de la Espada 
16. Príncipe de Jerusalém 
17. Masón de Oriente y Occidente 
18. Excelente y Perfecto Caballero Soberano Príncipe Rosacruz 

Consejo

19. Gran Pontífice 
20. Orador o Tribuno 
21. Caballero Noaquita 
22. Caballero Real Hacha o Príncipe del Líbano
23. Jefe del Tabernáculo 24. Príncipe del Tabernáculo 
25. Caballero de la Serpiente de Bronce 26. Príncipe de la Merced 
27. Gran Comendador del Templo 28. Caballero del Sol 
29. Gran Escocés de San Andrés 
30. Caballero Kadosch 

Administrativos

31. Gran Inspector, Inquisidor, Comendador 
32. Sublime Príncipe del Real Secreto 
33. Soberano Gran Inspector General de la Orden 

 

lunes, 22 de febrero de 2010

“El Egregor de una Logia”

Egregor" [Del griego Egregoroi] significa velar. Egrégora también proviene del mismo término y designa la fuerza generada por la sumatoria de las energías físicas, emocionales y mentales de dos o más personas cuando se reúnen con cualquier finalidad.

La energía existe y se manifiesta en nuestros trabajos y forma parte integral del ritual, por tal motivo el silencio y en logia debe ser acatado con firmeza, seriedad y disciplina para su correcta interacción con los elementos que contiene el ritual de cada grado.

Algunos autores se refieren al egregor como un cuerpo místico que se forma con sus propias particularidades, después de la apertura del libro sagrado cuando todos se unen con las mentes para crear.(Rizardo da Camino, Diccionario Masonico. Tomado de la Revista Hiram Abif No. 117 pagina 13)

La tenida masónica es un manantial rico de enseñanza y aprendizaje debidamente codificado en la forma que le da el rito para que en justa medida que nuestras energías estén integradas con este, puedan fluir de forma natural que las enseñanzas se plasman solas y brinda ayuda y orientación en momento de dudas, así cuando un hermano realiza su honesto aporte masónico puede generar una vibración poderosa que se propagará libremente por el silencio de algún alma opacada estimulando su reflexión. Imaginemos a la totalidad de hermanos trabajando con similar disposición y será fácil augurar un futuro provechoso para ése templo.

La tenida masónica debe llevarse a cabo, tanto en desarrollo del Ritual como en las intervenciones personales generadas de los debates propios de nuestros trabajos, en la más absoluta armonía, orden y respeto, dejando las vanidades, rencores, celos y envida evitando murmuraciones y gestos que interrumpan la concentración de quienes están integrados con el ritual, porque si bien es cierto que las leyes espirituales existen y operan, en la logia la tenida magnifica las energías que se trabajan en ella y el deber ser del templo es el desarrollo del iniciado así que las energías deben estar orientadas al aspecto creador, conociendo y utilizando la máxima hermética: “Todo es dual; todo tiene polos, todo su par de opuestos; los opuestos son idénticos en naturaleza, difiriendo solo en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semi verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse”.

El manejo de las energías en el templo es de suma importancia, hablando sin ambigüedades el uso equivocado de esas energías por acción u omisión es una profanación que daña el egregor profundamente.

Un aspecto de suma importancia que va de la mano con la frecuencia mental de correcta vibración en los trabajos es la limpieza y el orden del templo ya que esto influye en la armonía y la correcta circulación de energía alimento sin discusión de un buen egregor para nuestra logia.

La logia es un microcosmos y nosotros que auspiciamos nuestros trabajos a la gloria del gran arquitecto del universo, tenemos que crear a su imagen y semejanza con amor, fraternidad, igualdad y justicia, para que la energía sea la mas pura, es una gran responsabilidad, y un compromiso ante nuestro trabajo interno, ante el trabajo de nuestros hermanos y ante nuestro templo físico e interno.

Para concluir, no basta mirar con el simbolismo que la logia es nuestra madre, tenemos con acciones que amarla y cuidar el alma que en ella mora que es el egregor.


Johser González
M:.M:.

jueves, 3 de diciembre de 2009

El Arbol de la Vida


El árbol de la vida

Manuel Núñez Nava

En la milenaria tradición cabalística, el Árbol de la Vida es un símbolo, una enseñanza, una imagen del mundo, una transformación espiritual, una comprensión de todo lo viviente. Pero no es la imagen que se ve, sino el orden que brota de ella. Los colores no son las fronteras de sus mundos, sino la luz de la que provienen y a la que aspiran. Sus caminos no suben ni bajan, no unen ni separan, no están arriba ni abajo, pero sin recorrerlos nadie llegará a sí mismo para entender en un instante la luz de la unidad de todo lo que Es, y que ahí desciende y asciende sin parar.
Carlos Montemayor

Los orígenes de la Cabalá se remontan en el tiempo más allá de los Rollos del Mar Muerto. Por sus complejas profundidades y su rica historia, su cuerpo de escrituras y creencias ha llegado a ser cada vez más reconocido, no sólo como uno de los aspectos más enigmáticos del judaísmo, sino también como parte importante de una tradición mística más amplia. Siglos de esfuerzo tomó a los cabalistas descubrir los secretos de Dios, del hombre y del universo a través de los símbolos del mundo físico y los misterios del lenguaje; investigación monumental que tiene como escenario la vida judía en España, Polonia, Alemania y el resto de Europa.

Las enseñanzas esotéricas del misticismo judío se designan con el término hlbq (cabalá)1 -"tradición" o "recepción"- del verbo hebreo lbq (kibel), "recibir"2 , especialmente las formas que asumieron en la Edad Media. En su sentido más amplio, "cabalá" significa todos los sucesivos movimientos esotéricos que se desarrollaron en el judaísmo a finales del periodo del Segundo Templo y se convirtieron en factores activos en la historia judía.3

El término ha sido empleado en la literatura talmúdica, por un lado, para subrayar el fundamento de ciertas interpretaciones tradicionales de la Escritura y de ciertas costumbres religiosas; y, por otro, para testimoniar la continuidad espiritual de la historia judía. La elección de este término indica claramente el carácter legalista e histórico de la mística judía.4

Según Scholem, la Cabalá es un fenómeno único, y no se le debe considerar como idéntico a lo que se conoce como "misticismo" en la historia de la religión. De hecho, se trata de un misticismo, pero al mismo tiempo es esoterismo y teosofía. ¿En qué sentido se le puede llamar misticismo? Ello depende de la definición del término, un asunto de controversia entre eruditos. Si el término se limita al profundo anhelo de comunicación humana directa con Dios a través de la aniquilación de la individualidad, entonces solamente unas cuantas manifestaciones de la Cabalá pueden ser designadas como tales, pues pocos cabalistas buscaron esta meta, y mucho menos la formularon abiertamente como su objetivo final. No obstante, se puede considerar que la Cabalá es un misticismo en tanto que busca una comprensión de Dios y la creación, cuyos elementos intrínsecos están más allá del alcance del intelecto, aunque los cabalistas rara vez subestiman o rechazan esto de manera explícita. Esencialmente, estos elementos fueron percibidos a través de la contemplación y la iluminación, que a menudo se presentan en la Cabalá como la transmisión de una revelación primordial relacionada con la naturaleza de la Torá y otros asuntos religiosos. Sin embargo, la Cabalá está muy lejos del enfoque racional e intelectual de la religión. Este fue el caso incluso entre aquellos cabalistas que pensaron que básicamente la religión estaba sujeta a la indagación racional, o que, al menos, había algún acuerdo entre el sendero de la percepción intelectual y el desarrollo de la aproximación mística al tema de la creación. Para algunos cabalistas el intelecto en sí mismo se convirtió en un fenómeno místico. Así encontramos en la Cabalá un énfasis paradójico en la congruencia entre intuición y tradición. Es este énfasis, junto con la asociación histórica que sugiere de suyo el término "cabalá" (algo que ha sido transmitido por tradición), lo que indica las diferencias básicas entre la Cabalá y otras clases de misticismo religioso que se identifican menos estrechamente con la historia de un pueblo. No obstante, hay elementos comunes a la Cabalá y al misticismo griego y cristiano, e incluso vínculos históricos entre ellos.

Como otras clases de misticismo, la Cabalá también se ocupa de la percepción del místico tanto de la trascendencia de Dios como de su inmanencia en la vida verdaderamente religiosa, cada una de cuyas facetas es una revelación de Dios, aunque a éste el ser humano lo percibe más claramente a través de la introspección. Esta experiencia dual y aparentemente contradictroria del auto-ocultamiento y la auto-revelación de Dios determina la esfera esencial del misticismo, y al mismo tiempo obstruye otras concepciones religiosas. El segundo elemento en la Cabalá es la teosofía, que busca revelar los misterios de la vida oculta de Dios y las relaciones entre la vida divina, por una parte, y la vida del hombre y la creación por la otra.

Especulaciones de este tipo ocupan un área extensa y conspicua en la enseñanza cabalística. Algunas veces su conexión con el plano místico se vuelve más bien tenue y es reemplazada por una vena interpretativa y homilética que ocasionalmente resulta incluso en una clase de casuística cabalística.

La mística no judía -tanto oriental como occidental- aspira a superar el plano de la acción, a "perderse" en las esferas contemplativas; se sitúa fuera del tiempo histórico.

La Cabalá va más allá, por supuesto, del ámbito material y temporal de la historia, pero no por ello deja de identificarse con ésta, y sobre todo con la del pueblo hebreo. La historia judía tiene orígenes metafísicos y se centra en la práctica religiosa. Esta práctica, individual en principio, adquiere un carácter social.

El pensamiento de la Cabalá es algo más que un sistema filosófico. Su práctica no proporciona el sentimiento de la unión total con la divinidad ni se limita a la realización de un cierto número de ritos. Es una mística en virtud de su búsqueda de lo absoluto y de su persecución del contacto divino; pero, más allá de eso, es una manifestación creadora del espíritu judío.5

Alexandre Safran afirma que en la Cabalá hay una revelación primordial que cada generación, cada ser humano, debe renovar. Esta empresa -que de suyo involucra a la divinidad- adquiere dimensiones cósmicas, pues su realización determina la relación de Dios con el mundo y con el hombre. La Cabalá rebasa los límites de una mística religiosa y es infinitamente más amplia que una tradición esotérica. Tanto en Oriente como en Occidente, el místico es un hombre liberado. Así lo presentan, por un lado, Karl Jaspers, que ve en Plotino al "mayor filósofo místico de Occidente"6 y, por otro, Roger Godel, ferviente admirador del jivan mukta (emancipado en vida) oriental.7El místico no judío aspira a su liberación, a su salvación, y la consigue. Por el contrario, el cabalista nunca llegará a la "aniquilación" total y definitiva, porque siempre permanece atado a la cadena divina. Aunque se "aniquile" por un instante, las oscilaciones de esta cadena le devuelven a sí mismo, le llaman a su orden terrestre.

Ciertamente, la Cabalá pertenece al universo místico. Sin embargo, no se reduce a una ciencia mística especulativa ni a una técnica mística. El misticismo es "un método cuya finalidad es la comprensión experimental de lo divino".8 Pero el cabalista -el hombre "tradicional"- no trata de alcanzar lo divino: se conforma con aproximarse a Dios. No se pierde en Él, sino que acepta el yugo que Él le impone. Y el peso de ese yugo le da una sensación de delicia. El sometimiento se convierte en júbilo. Ese yugo es el mismo para todos, pero su peso se adapta a las fuerzas del ser humano que lo lleva. La revelación es la misma para todos, pero cada quien la interpreta a su modo, según sus capacidades intelectuales y espirituales. Es decir, la Ley es rigurosa, formal y general; pero los preceptos tienen un alcance individual, una resonancia personal.

El cabalista no realiza la experiencia de Dios, no se embriaga con su Substancia, que envuelve y desconcierta al místico. La salvación que espera no debe desligarle de su condición humana, sino que habrá de permitirle su plena consumación.

La cadena de la Cabalá no se halla al margen de la naturaleza; muy por el contrario, representa la naturaleza espiritualizada y el espíritu concretizado. Dios penetra la realidad inferior, se realiza. Por su parte, el ser humano puede contemplarse en el "espejo" celeste sin necesidad de abandonar la tierra. La realidad divina y la realidad humana son interdependientes. En la medida en que el hombre lo acepta, Dios es la realidad de este mundo.

Sin embargo, Dios no ha suprimido la distancia que lo separa del hombre. Es verdad que éste puede trepar por la escala que conduce hasta los cielos, pero necesariamente habrá de descender de nuevo a la Tierra. El cabalista no se une a Dios, no realiza aquello que los místicos no judíos llaman unio mystica, perdiéndose en el Absoluto. El cabalista aspira a realizar su condición activa de "hombre de Dios" mediante la devekút, el "encadenamiento". El cabalista se encadena a su creador, establece una relación activa con Él; no se abisma en Él para despersonalizarse. Así, la devekút no es un método, ni una técnica, sino un modo de vida.

En la perspectiva bíblica, la devekút, esta relación entre Dios y el hombre, es eminentemente dinámica, pero no desordenada. Así la presenta toda la literatura religiosa de Israel: el Talmúd, El Zóhar y la filosofía racionalista, y también todo el pensamiento místico. La devekút se anuda en el amor del hombre por Dios; y ese amor se hace total en virtud de la aplicación de la ley divina; es profundo sin ser exuberante. La devekút, modo de vida, condición vital, se transforma en un acto de vida, en el proceso de su realización.

La finalidad suprema de todo místico que cree en un dios personal es el amor total a ese dios. Dios es amor y es objeto de amor,9 en una apología de la religión del místico. Pero el amor de Dios marca el desembocar de toda creencia religiosa en un dios personal y, en definitiva, toda religión tiene un fundamento místico incuestionable, porque presupone la fe en el Absoluto y, además, una relación entre el hombre y la divinidad.

Pero si el amor puramente "místico", unitivo, suprime toda autonomía de la persona humana, el amor "religioso", en cambio, no hace sino establecer una relación con Dios. En la Cabalá, el amor de Dios no es ni verdaderamente místico, ni simplemente religioso. Se presenta sumergido en un resplandor místico, se funda en una reciprocidad, pero adquiere el sentido de un amor inteligente. Tanto en el primero como en el segundo tipo de relación hay dos personalidades que actúan una en la otra, dos personalidades que se influencian mutuamente, sin que cada una de ellas abandone -sin embargo- su propia estructura ni renuncie a su autonomía. Pero cada uno de los dos partícipes debe comprender al otro. Yadoa, conocer, indica una comprensión seguida de una voluntad activa, es decir, de una devekút.

Esta unión creadora implica igualmente un acto de voluntad: el hombre debe plegarse a la voluntad de Dios. Por su parte, Dios respeta la voluntad de su criatura. Ésta, sin embargo, no debe abandonarse al "nada desear", no debe seguir la concepción mística para aniquilarse, perderse y transformarse en el objeto amado.10 Muy al contrario, la voluntad humana se reafirma al confundirse con la de Dios. Es decir, la devekút se manifiesta en la acción humana.

El cabalista no practica únicamente un misticismo interior. Se dedica al estudio y penetra en los secretos de la Enseñanza, no para quedarse ahí sino para salir renovado. Es el hombre del deber, no del sentimiento; se orienta hacia la acción. Ocuparse del estudio significa instrucción y aplicación. La erudición sólo se justifica por la acción que de ella se deriva.11El cabalista no hace suyo el ideal de "no conocimiento" que los otros místicos -e incluso algunos no místicos- consideran tan elevado.

Como el jasid -el "devoto" de todas las épocas-, el cabalista sigue el ejemplo del salmista y respeta la fe del hombre simple e íntegro, pero no por ello menosprecia el consejo de Yehudá ha-Leví12 y Bajiá ibn Pakuda13: estudiar. Los estudios no conducen al saber, sino a la conciencia de la propia ignorancia. Lo que está a la vista llama a los ojos, lo que está oculto atrae al saber. Pero el saber que El Zóhar recomienda no es más que la introducción al no-saber. A través de la búsqueda intelectual, el cabalista llega al grado que la supera, al cual sigue el descubrimiento de los secretos: el grado de la simplicidad. Porque lo que es verdadero es simple.

La investigación racional no le permite alcanzar la verdad absoluta. La verdad adquiere un valor moral: se adquiere con arduo trabajo y por ello invita a la humildad. El valor moral no es perfecto, pero es perfectible. La simplicidad de la ciencia trae consigo la simplicidad del comportamiento. Y esta virtud -la virtud del ÷y_ (Aín), el "Absoluto"- es la misma del hombre que ha adquirido la ciencia, la "sabiduría", la hmkj (Jojmá).

La Cabalá -Jojmá ha-emet, "ciencia de la verdad"- tiende a conocer la verdad divina y se interroga acerca del origen del mundo, sobre su organización y su fin; acerca de las relaciones entre Dios, el mundo y el hombre; sobre el lugar que el hombre ocupa en el universo. No obstante -a diferencia del místico hindú, que alardea de llegar a la omnisciencia, no en virtud de un esfuerzo intelectual sino por abstracción de todo saber-, la plena posesión de la verdad le sigue siendo inalcanzable.

Para el cabalista, la omnisciencia es irrealizable, pero la ausencia de saber es imperdonable. El buscador despierto quiere conocer lo máximo posible. No limita su conocimiento a una ciencia fragmentaria y exterior a las cosas; no se conforma con alcanzar desde el exterior una serie de puntos de vista acerca de las cosas, sino que desea penetrar en su esencia; quiere llegar hasta su vida interior.

El cabalista no afirma, como Pascal, que nada hay tan conforme a la razón como la sinrazón, ni comparte la idea de que ser místico es pretender conocer a través de algo que no sea la inteligencia.14Sabe que la inteligencia sola no comprende nada de la vida, pero le parece excesivo sostener, como Valéry, que lo real le está prohibido al pensamiento. No se deja aprisionar por la razón, ni fascinar por la intuición. Se sirve de ambas como instrumentos complementarios de investigación.

La religiosidad del cabalista no se debe a la debilidad psíquica que origina el miedo a la acción, ni a estados neuróticos -teopáticos-, ni a la alucinación, al delirio, al éxtasis, con los que se pretende identificar el impulso religioso; corresponde a la intensa vida del espíritu que sabios eminentes tratan de explicar como la superación de un estado puramente afectivo, psicofisiológico. El cabalista es un ser normal, despierto, que posee la intuición de lo divino y que, para perfeccionarla, se supera por su propia acción.

Como la describen los maestros del movimiento jasídico Jabad, nacido en Rusia en el siglo XVIII, la religión del cabalista es la de la audacia prudente, la del riesgo calculado.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Trabajo con la Llama Violeta

PARTE I: Cómo Trabaja la Llama Violeta
El espectro electromagnético está compuesto de varias frecuencias o longitudes de onda que incluyen ondas de radio, radiación infrarroja, rayos ultravioletas, rayos X, rayos gama, rayos cósmicos, como se estudia en el teclado cósmico Rosacruz. La luz solar visible no es sino una pequeñísima porción de este espectro electromagnético. De esta luz visible la violeta es la de más alta frecuencia y de más corta longitud de onda y está al límite o punto de transición al otro espectro "invisible" de luz divina espiritual interna y como tal transciende a un fenómeno espiritual más bien que físico. En las enseñanzas Rosacruces la manifestación de esta luz violeta en el aura es considerada como resultado de un alto avance del estudiante del Sendero(1) Al igual que la luz física, esta luz divina es también descompuesta o refractada en siete rayos, cada uno con sus propias y específicas cualidades y servido por un Maestro Ascendido. Esta luz divina, descompuesta en siete rayos, es descrita por la investigadora esotérica Helena Petrovna Blavatsky.
La Llama Violeta cuando invocada es capaz de limpiar el cuerpo físico y el aura de toxinas y químicos, virus físicos, drogas y polución. Problemas emocionales y experiencias angustiosas de temprana edad o de pasadas vidas, cicatrices de pasados perjuicios, miedo y ansiedad, karma, odio y otras emociones negativas pueden transmutarse usando correctamente esta técnica. Esta llama trabaja incrementando la rata vibratoria a la cual los electrones se mueven en el átomo. Como se afirma en las enseñanzas Rosacruces todo es vibración o frecuencia y cada persona (o ser viviente) puede definirse como un número que representa su rata de vibración. Mediante el cambio de la rata de vibración de los cuerpos emocional o físico los otros cuerpos por acción simpática siguen esta misma acción. Y así las vibraciones del individuo como un todo son "elevadas" o transmutadas a un estado más elevado. Esta técnica guarda un cercana similitud con las visualizaciones Rosacruces para curar a otros o al planeta que se practican regularmente en logias y capítulos y como tal puede ser valorada como una variación de estas prácticas con un foco o forma diferente pero con el mismo objetivo final.
Los átomos tienen en su mayor parte espacios "vacíos" o "huecos" entre los electrones y el núcleo. Este espacio está lleno con la energía pulsante del Espíritu Santo que está siendo calificada y estampada con las impresiones de nuestros corazones y mentes así creando una densificación de esta energía. Las bajas emociones negativas y el bajo pensamiento crean una sustancia de mas baja rata vibratoria entre el núcleo y los electrones que aminora el movimiento libre de los electrones. Odio y otros pensamientos y sentimientos negativos en realidad crean ácidos (excesiva cantidad de gases de ácido fosfórico, ácido úrico y ácido carbónico) que el cuerpo no puede asimilar. Por consiguiente la densidad de la enfermedad persiste dentro de la órbita atómica. La humanidad ha estado haciendo esto por cientos de miles de años. Con la práctica de visualización con la Llama Violeta, por transmutación de energía, las vibraciones de este espacio hueco se incrementan de manera que los electrones se pueden mover más rápido. Este incremento de velocidad a nivel atómico está en proporción directa al incremento del intercambio de energía entre la Fuente y el individuo y de regreso a la Fuente, el "dar" y el "recibir".
Durante la meditación y visualización la llama del (de la) Todopoderoso (a) Madre/Padre Dios Presencia del YO SOY envuelve cada átomo individualmente. Instantáneamente se establece una polaridad entre el núcleo de fuego blanco del átomo —que, siendo materia, asume el polo negativo— y el núcleo del fuego blanco de la llama —que, siendo Espíritu, asume el polo positivo. La acción dual del fuego sagrado en el centro del átomo y en la llama violeta exterior establece un campo de fuerza que hace que las densidades no transmutadas desalojen el lugar entre los electrones. A medida que esta sustancia se suelta, los electrones empiezan a rotar más rápidamente en sus órbitas y por fuerza centrífuga la materia de escoria es lanzada a la llama violeta. En contacto con esta esencia ígnea, la energía descalificada es transmutada en su pureza nativa, su patrón original arquetípico.
La meditación con la Llama Violeta fue conocida por las escuelas Egipcias de misterio y por los Neoplatonistas predecesores de la Alquimia Medieval. De acuerdo con los Neoplatonistas, "la Piedra Filosofal era un fuego auto-transformante que dirigiría sus almas hacia arriba, mediante el acercamiento hacia el Espíritu de todas las cualidades que hunden y se oponen a la esencia espiritual" (2). Esta era la búsqueda de los Alquimistas del Espíritu, no solamente la transmutación de los metales básicos en oro, sino la elevación del alma a un estado prístino de comunión con la Divinidad, un estado de Unidad e inmortalidad, el oro de la Conciencia Crística.

Ahora tendremos una meditación curativa usando la Llama Violeta:

PARTE II: Una Visualización Curativa con la Llama Violeta
Preparación para Recibir, el "Tomar"


Siéntate relajado (a) sin cruzar piernas ni brazos con pies planos sobre el piso. Cierra los ojos y toma tres respiraciones profundas. Por favor, sé de mente abierta, honesto (a) y dispuesto (a) a recibir los beneficios de esta llama divina. Haz tu propia oración interna a Lo Más Alto para invitar y mostrar el poder de esta llama en tu vida para curarte y satisfacer tus propias necesidades o la de los tuyos. Haz también tu propia llamada al bienamado San Germán y los ángeles del séptimo rayo para asistencia. (pausa).
"Elementales de la tierra —gnomos—, aire —silfos—, fuego —salamandras—, y agua —ondinas—, yo os invoco para que vengáis y uséis esta energía para la curación del planeta!"

Sella tu aura con un tubo de tres metros (aprox. nueve pies) en diámetro por tres metros (aprox. nueve pies) de alto hecho de luz blanca azulada (pausa). Invoquemos la protección del Arcángel Miguel:

"Arcángel Miguel, Ayúdanos, ayúdanos, ayúdanos! [o ayúdame]"

Repítela suavemente tres veces].
Ahora, haz esta simple afirmación, o decreto nueve veces (en tus visualizaciones privadas puedes decir el decreto en voz alta y rítmicamente por más veces, digamos 36, 72 o aún 144 repeticiones, incrementándolas en velocidad y altura. Si esta noche sientes el impulso de decirlas en voz alta conmigo, tú puedes, sólo sigue tu Espíritu). A medida que se dice el mantra, céntralo en tu corazón con devoción y sentimiento. Repite mentalmente después de mí (tú puedes continuar repitiendo mentalmente el decreto a lo largo de la meditación):

"YO SOY un ser del fuego violeta, YO SOY la pureza que Dios desea"


[Dilo lenta y rítmicamente. Para esta presentación se repetirá solamente en alta voz nueve veces].
YO SOY es una afirmación del verdadero ser, tu Maestro Interno. Se refiere al nombre del Cósmico, YO SOY QUIEN YO SOY. YO SOY es una fórmula que revela tu autoridad interna para crear en amor.
Concéntrate en visualizar la llama violeta. Vete adentro de una hoguera de tres metros (aprox. nueve pies) de alto y dos metros (aprox. seis pies) de ancho. Ve este fuego de color violeta. Ve llamas pulsantes ondulando en interminables tonos de violeta con gradaciones de púrpura y rosa. Tu cuerpo ahora se ha vuelto transparente, las llamas en espiral suben por tu cuerpo desde los pies a la corona. Siente la vibración y vitalidad de la llama. Visualiza mientras concentras tu visión espiritual en tu tercer ojo entre las cejas.

Limpieza del Cuerpo Físico
Ve ahora que esta llama se ha transformado en una esfera, como una esfera rotativa en un espectáculo y que empieza a girar cada vez más rápido. Nota también que su color se ha transformado en un púrpura profundo de limpieza y protección. Empieza a penetrar cada célula de tu cuerpo. Ve pequeñas esferas de llama violeta sobre cada uno de tus órganos, removiendo negatividad mientras que acarician los átomos. Concéntrate ahora en la parte de tu cuerpo que te duele. Enfoca tu visión interna a nivel atómico. Tú estás parado (a) sobre un núcleo. Ve la inmensa expansión de un oscuro cielo estrellado escasamente iluminado por brillantes electrones lejanos pasando rápidamente en veloz movimiento elíptico. Contempla una Luz Violeta penetrando este espacio y trayendo nueva vitalidad y salud! Mira cómo esta materia oscura de energía negativa está siendo sistemáticamente transmutada en una luz dorada al contacto con la llama. Esta es tu propia energía en la que tú haz invertido hace mucho tiempo, regresando. Ve los electrones rotando más rápido, más vibrantemente, con fuerza más poderosa ... (pausa). Muévete ahora a una visión más macrocósmica. Imagina salud e integridad en tu cuerpo, rechaza cualquier enfermedad y dolor y elimina cualquier químico y polución de drogas ... (pausa). Ve cómo este órgano o sección de tu cuerpo está siendo restaurado y perfeccionado. Ve cómo otros órganos están más sanos y vibrantes ... (pausa). Repite mentalmente después de mí:

"Providencia Divina, hágase tu voluntad."


Limpieza Mental y Emocional
Con el poder de tu imaginación transforma el color de tu Llama Violeta en un rosado orquídea de compasión y perdón mientras que la esfera en donde tú estás aun se mantiene girando cada vez más rápido. La llama rosa suavemente estrecha todo tu ser. Si desearas no haber hecho algo, piensa en esto ahora, vívidamente recrea estos recuerdos ... (pausa). Entrega estos indeseables recuerdos a la llama rosa, deja que su asociado reproche, culpa y vergüenza caigan en la llama. Hazlo con el deseo más ferviente por compasión y perdón. Exprésale al Cósmico tu profundo deseo de nunca hacerlo de nuevo y, si éste es el caso, de que tú ya has aprendido su lección, de que en tu limitado entendimiento no ves razón alguna para mantener esta carga por más tiempo ... (pausa). Sufrimiento infantil, otras deudas de pasadas reencarnaciones, cualquier polución mental, dalas a la llama, hoy tú eres una persona diferente, tú no necesitas estas pruebas por más tiempo. Reza para obtener compasión, con la mayor sinceridad, al Dios de tu corazón:

"Divino Dios, Tú dijiste en Isaías 1:18: 'Si vuestros pecados fueran como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.' Así que, por favor, manifiesta ésta, tu voluntad, en mí."

Perdona a cualquiera que te ha hecho daño, sin ningunos sentimientos negativos de ira, odio o aun ligeras antipatías hacia ellos ... (pausa).
Haz ahora que tu Llama Violeta se torne en una llama índigo con matices de azul para purificación y transformación finales. Siente el amor de Dios en tu entero ser. Siéntete protegido, no más miedos ni fobias, no más la impresión de abandono y soledad. Suelta esa cólera e inquietudes. Aquí tú has encontrado todo tu ser en el lugar y momento oportunos ... (pausa).
Disuelve la esfera y observa un pilar de luz blanca y dorada de arriba entrando en el tubo de luz que formaste al comienzo y entrando a tu chakra de la corona. En ondas esta luz suavemente desciende por tu cabeza ... baja a tu garganta ... baja a tu pecho ... y adentro de tu estómago. Continúa descendiendo hasta llenar todas tus extremidades. Ahora se dispara hacia afuera a través del plexo solar y te envuelve en una burbuja de protección —al llegar a este punto algunos de vosotros podréis sentir la presencia de una paloma blanca pura, extendida, con pico hacia vuestras cabezas, a varios pies por encima. Se posa apacible, sublime, matemática, silenciosa, sabedora de todo (pausa).

Curación del Planeta y sus Habitantes, el "Dar"
Con la ayuda de los Elementales previamente invocados irradia la energía que tú has concentrado durante la visualización para curar la Tierra, tu segunda más preciada posesión en el plano físico después de tu propio cuerpo físico. Envía también esta energía a los seres queridos con tanta necesidad de ayuda física, mental o emocional ... (pausa). Da al planeta y sus habitantes algunas de las bendiciones que tú haz recibido esta noche ... (pausa). Di entonces mentalmente después de mí:
"En el nombre del Cristo dentro de mí, pido que esta Llama Violeta sea multiplicada y usada para asistir todas las almas en este planeta que están en necesidad. Yo te lo agradezco y lo acepto hecho en esta hora en pleno poder, de acuerdo con la voluntad de Dios.(4)." QUE ASÍ SEA.
Los miembros pueden ahora regresar al templo físico.

Eneagrama

  ¿Qué es el Eneagrama? Conócete a ti mismo, esa máxima siempre la hemos escuchado en nuestros trabajos y es indispensable para construir nu...