Fermín Vale Amesti
“De oído oiréis y no entenderéis; y viendo
veréis y no percibiréis porque el corazón de
este pueblo está engrosado” Mateo 13, 14-15.
“Antes que Felipe te llamara, cuando estabas
debajo de la higuera te vi”Juan 1,48
Cuando el Ojo Interior permanece cerrado a todo lo trascendente, es prueba evidente
de que el “hombre viejo” es quien gobierna y que, por lo tanto, el Templo Interior no ha
sido constituido, ya que, en caso contrario, el hombre quedaría transformado y “elevado” y
no ofrecería resistencia a la atracción del Espíritu.
Precisamente el Nuevo Nacimiento o “Segundo Nacimiento” es la manifestación de
un Principio Espiritual en el Centro de la Individualidad humana, el Centro que suele
figurarse por el Corazón. Dicho Centro reside en todo ser humano, pero en el hombre
ordinario sólo está de un modo latente. Cuando se habla de “nacimiento” se entiende que es
el punto de partida de un desarrollo efectivo hecho posible por la Iniciación que va a
convertir en actualidad lo que sólo existe potencialmente. El corazón (Al-Qalb) es el Centro
de relación con la Inteligencia universal (Al-Aql).
Según la Kabbalah, el Sendero 26° (el Sendero Hermético) Hod-Tiphareth es llamado
“la Inteligencia Renovadora”, porque “el Santo Dios renueva por ella todas las cosas
cambiantes que son renovadas por la creación del Mundo”.
“¡Profano! ¿Qué veis?”, inquiere el Venerable Maestro “desde el Oriente”, porque
está representando a la Eterna Sabiduría, la Gnosis, en su función de Hierofante. Y con esa
pregunta le está enseñando al mismo tiempo una gran verdad hermética: “lo que es no es
todo lo que hay por conocer”. Cuídate de la imperfecta observación y del razonamiento
superficial…
“Buen viaje, dijo la zorra. He aquí mi secreto. Es muy sencillo: solo puede
usted ver bien con su Corazón. Lo esencial es invisible con los ojos" (Antoine de Saint-Exupéry: Le Petit, Gallinard, París, 1946).
Hay una correspondencia evidente entre el ojo y la vista como facultad, y el Intelecto
(no la Razón…); las relaciones entre el ojo y el Corazón son muy profundas. Como hemos
dicho en otro capítulo: “el ojo es el sol del cuerpo, como el Corazón es el Sol del Alma”.
Dice Proclo en El himno al Sol:
“Ocupando por sobre el éter el Trono del Medio, y teniendo por figura un
Círculo Deslumbrante que es el Corazón del Mundo, tú colmas todo de una
providencia apta para despetar la Inteligencia”.
Los Mekubalim de nuestros días, como los Antiguos, dicen en su diario “Saludo al
Sol”: “te saludo a ti ¡oh! El Gran Sol Eterno Espiritual, cuyo visible símbolo se levanta en
este momento en los cielos; te saludo desde las Estancias de la mañana”.
El Iniciado “ve” las cosas con el “Ojo Interior”, pero para el profano, el hombre
ordinario, únicamente cuenta aquello que le transmite el ojo físico, concreto y sensible.
Cada uno ve lo que uno “es”; y quien “es” conoce. Por ejemplo, tal como en su época los
egipcios no Iniciados afirmaban que los Sabios Hierofantes y Sacerdotes adoraban al Sol
(Sol físico), también hoy, la gran mayoría de los historiadores, eruditos, egiptólogos y
demás especialistas, aseveran con la misma desenvoltura y ligereza de opinión que aquellos
antiguos Sabios eran “adoradores del sol”. Eso es perfectamente comprensible, porque no
se le puede exigir a un profano que carece del Conocimiento Iniciático que entienda lo que
está más allá de sus posibilidades. Pero lo paradójico e incongruente es que, precisamente,
un número muy importante de personas que se consideran a sí mismos Masones, y que, por
lo tanto, pretenden ser iniciados, continúen siendo tan ciegos para ver la Verdadera Luz
Masónica, como cuando eran simples profanos; es decir, antes de haber sido Iniciados en
los Augustos Misterios. Aunque resulte difícil aceptar esta triste realidad, es realmente
cierto el hecho paradójico de que la inmensa mayoría de los Masones de las obediencias
convencionales ordinarias, prefieren ignorar los Misterios Iniciáticos que tratar de
“penetrarlos”; por eso le vuelven la espalda. De tal actitud deriva la ignorancia generalizada
que gravita sobre casi todos los componentes de Logias, Capítulos, Areópagos y Consejos,
donde todo lo Esotérico, lo Arcano y lo Trascendente es contrario a la insita naturaleza de
cada uno de sus componentes individuales. Una Masonería sin el esoterismo y la Gnosis, es
como una circunferencia sin un Centro. El Esoterismo incluye al exoterismo, pero jamás lo
contrario…
A todo Masón sincero perteneciente a la Masonería ordinaria, que reflexione con
profundidad, no se le escapará un sinnúmero de observaciones que habrían de surgir en su
mente, al ponderar las obvias deficiencias en el dominio del Conocimiento de la Verdadera
y Real naturaleza de la Orden a la cual se ha vinculado por si Iniciación virtual. Y cuanto
más profundice en sus esfuerzos por encontrarle una explicación válida y razonable a tales
deficiencias, más desorientado quedará por las inevitables contradicciones e incongruencias
que le saldrán al paso…
Por ejemplo, la gran mayoría de las Obediencias Masónicas ordinarias, en su
respectiva “Declaración de Principios”, define a la Masonería como: “un sistema de
moralidad, velado en Alegorías e ilustrada por Símbolos”. En primer lugar, si la
Masonería es una institución de carácter eminente y específicamente Iniciático, lo cual no
significa que sea una sociedad Secreta a pesar de la natural “reserva” con que guarda sus
Enseñanzas, ¿cuál es el objeto entonces de la consabida y “clásica” Declaración de
Principios? La única posible explicación es que va dirigida al público profano. ¿Pero es que
acaso una Organización Iniciática que sea fiel a sus principios, puede formular
“declaraciones” que son explicaciones públicas de lo que debe permanecer siendo la
“reserva” obligada que caracteriza a una Organización semejante? Esto sólo demuestra que
los declarantes son los primeros en ignorar la naturaleza esencial de la Masonería.
En segundo lugar, ¿es acaso la Masonería únicamente un sistema de pura y simple
moralidad? La moral aplicada es una serie de modos de “proceder” que regulan la conducta
del hombre en sociedad; o lo que es lo mismo, la conformidad de las acciones del hombre a
su naturaleza. El acto moral es esencialmente racional. Entonces, ¿para qué velar en
“Alegorías” y Símbolos lo que se quiere enseñar, si cuanto más clara, lógica, racional y directa sea la enseñanza, más fácil y comprensible será para quien la recibe? Después de
todo, para enseñar “moralidad” no es preciso recurrir al Esoterismo, como tampoco para
aprender “moralidad” se requiere recibir una Iniciación Ritualístico-Simbólica. La
incongruencia se hace evidente al analizar la frase: “ilustrada por símbolos”, pues el
Simbolismo es, en su esencia y por su propia naturaleza, el “Lenguaje de los Misterios”, ya
que el Símbolo no es precisamente el medio de transmitir asuntos que pertenecen
específicamente al orden puramente racional, sino todo lo contrario, el medio ideal para
despertar en el Iniciado la íntima percepción que es de orden intuitivo o supra-racional.
Vemos, pues, que quienes han elaborado tales “Declaraciones de Principios” anclaban muy
lejos de estos últimos y, por ello, confundieron las perspectivas.
Otras obediencias, por su parte, compendian lo que demuestran “entender” por
Masonería en las tres palabras de la “divisa” francesa de Libertad, Igualdad y Fraternidad,
que apareció por vez primera en un escrito anti-masónico titulado Los Franc-Masones
aplastados, publicado en 1747, y que fue luego adoptada e impuesta por la convención del
Gran Oriente en 1877. Tales palabras no pasan de ser unos falsos principios e ideas
quiméricas inventadas por mentes políticas de la época, con la deliberada intención de
provocar reacciones sentimentales, porque son el medio más eficaz y más cómodo de actuar
sobre las masas ignaras, que se movilizan con puro “verbalismo demagógico” y vacua
sonoridad de palabras… Aquí estamos de nuevo ante la poderosa influencia profana
externa, exotérica y ajena al genuino espíritu Iniciático, derivada de la Revolución Francesa
y, por lo tanto, una actitud y actividad específicamente política en el más estricto y bajo
sentido del término; error muy propio de una gran número de Masones (?) que confunden la
vida exterior, profana y común del hombre de mundo, con el de la Vida Iniciática.
Resulta absurdo pensar que una antiquísima, Sabia y genuina Organización Iniciática
como la Masonería, únicamente tuviese por mero objetivo enseñar a hombres ya “hechos y
derechos”, todo un Simbolismo relacionado con el Arte de la Construcción, simplemente
para inculcarle enseñanzas y “virtudes morales”, como las que se enseñan a los niños en
las escuelas de primaria elemental y en las clases de Catecismo de las Iglesias Parroquiales,
como bien lo señala el Q ؞H؞W.L. Wilmshurst, en su magnífico libro TheMeaning of
Masonry4
. O convertir a los miembros de un Consejo de Alto Grado, por obra y gracia de la
puerilidad simplista y sensiblería desbordante, en algo así como un grupo de “boy scouts”
rindiéndole “honores a la bandera”… ¿Qué pensaría el Dante o Martínez de Pasquually de
comprobar en lo que ha venido a parar el concepto trascendente y sublime del “Vengador
de Adán”…?
Según René Guenon, el “moralismo” se vuelve extrañamente invasor en la época
actual, pero sobre todo esta vez, por una degeneración del pensamiento religioso, como lo
demuestra el caso del protestantismo; es natural por otra parte, que pueblos de mentalidad
puramente práctica, cuya civilización es del todo material, traten de satisfacer sus
aspiraciones sentimentales con este falso misticismo que encuentra sus expresiones en la
moral filosófica5
.
En cuanto se refiere a las “actividades benéficas”, tampoco es necesario Iniciarse en
la Masonería para llevarlas a cabo. Existen excelentes Organizaciones mundiales muy
importantes que están ejerciendo desde hace mucho tiempo este tipo de actividades con muchísima más efectividad y éxito y hasta en una más amplia escala de proyección, como
son, por ejemplo, la Cruz Roja Internacional, el Rotary Club, el Club de Leones y muchos
otros que sería largo enumerar. La razón de ser del “ritualístico” Tronco de la Viuda está
muy lejos del espíritu de la “limosna” que humilla a quien la recibe; tiene otro fin que va
más allá de la simple ayuda cuantitativa.
Es justo señalar que las incongruencias señaladas, únicamente se advierten en la
Masonería Ordinaria, pues en el más reducido y selecto ámbito de la Verdadera Masonería,
se ha mantenido incólume la fiel observancia de la genuina Tradición Iniciática. No
obstante, a pesar de las deviaciones y de la degeneración que experimentó ya desde sus
mismos orígenes, en 1717, la Masonería ordinaria ha quedado reducida, a pesar de todo, al
rol de conservadora latente de la Tradición Iniciática occidental en su aspecto básico de
Misterios Menores, lo cual permite, a quienes son capaces de reencontrar su sentido
profundo y trascendente, reorientar sus pasos en la búsqueda de lo que aún subyace en
medio de las ruinas. Quien es capaz de “percibir” el esbozo de Síntesis llevado a cabo por
los creadores de la Logia de Londres (1717), es decir, el Masón realmente despierto,
comprende el verdadero papel de la Masonería Simbólica (Azul) o de San Juan, que así
como su “Santo Patrón” que anuncia La Luz y habla de la Luz, pero él no es la Luz, ella
también guía hacia la Luz pero no da La Luz.
La falta de conocimiento de los Reales Principios de la Verdadera Masonería no le
permite al Masón ordinario considerar nada, más allá de un simple conocimiento racional y
discursivo que, si bien le sirve para los fines prácticos de orden profano, es totalmente,
inútil y estéril para elevarlo hacia la espiritualidad pura y hacia los Principios Universales
de real trascendencia. Muchos son los que llegan hasta vanagloriarse de esa carencia de
conocimientos, y lo que es peor, hasta intentan prohibir a los demás las consideración o la
búsqueda de ese Conocimiento que ellos ignoran. Porque a los ojos del hombre ordinario o
de quien, a pesar de haber recibido una Iniciación Virtual, no ha logrado alcanzar los
niveles correspondientes a los Misterios Menores, toda trascendencia está mucho más allá
de sus capacidades de captación y comprensión. La esencia profunda de la Tradición se le
escapa porque está fuera de sus posibilidades. Por ello, la verdadera razón del
“disentimiento” surge debido a la ignorancia, la incomprensión o la estrechez de conceptos.
Más de treinta y cinco años de continua actividad Masónica, buena parte de ellos
ejerciendo la función de Instructor o Monitor en diversas Logias y Capítulos de la
Masonería ordinaria, nos ha permitido observar y comprobar la razón de ser de la
Masonería Moderna. Se ha llegado al punto crítico del descenso cualitativo: un verdadero
“atolladero”. No puede lograrse la correcta formación de Masones integrales porque las
Logias están en manos de “profanos totales”, y nadie puede dar de lo que no posee…
Quien, desde sus comienzos en la Orden no sólo no recibe la genuina Enseñanza, sino
el mal ejemplo o instrucción deformante, difícilmente podrá enderezar sus pasos en el
futuro, salvo el caso de las excepciones, muy señaladas por cierto, pero que sin embargo,
no dejan de manifestarse de vez en cuando. “Árbol que crece torcido, nunca su tronco
endereza, pues se hace naturaleza el vicio con que ha crecido”.
Muchas veces fuimos invitados por algunas Logias cuyos Venerables Maestros
intentaban al menos motivar a sus miembros con charlas y coloquios, y se nos pidió que
diéramos Instrucción Masónica. Debo confesar, con pena, que los resultados en general
fueron decepcionantes y hasta ingratos en algunos casos, porque un número mayoritario de
“masones” no tiene el menor deseo de ser instruido Masónicamente. Una impresión que invariablemente obtuvimos, salvo contadísimas excepciones, fue la de un embozado pero
beligerante rechazo. Pocas veces, quien recibe lo que no merece, agradece lo que recibe…
Las causas que originan esta situación, son de diversa índole, pero en la mayoría de
los casos pudimos advertir que el motivo se originó en la persona que “catequizó” al
candidato y lo “convenció” para que pidiera su entrada en la Orden. Casi siempre se trató
de amigos, de colegas o de compañeros de trabajo, de partido o de sindicato. Le
“vendieron” una idea muy “folklórica” de lo que según ellos es la Masonería. Unos cuantos
se hicieron Masones “porque los Hermanos se ayudan mutuamente entre sí”. Otros, porque
sólo deseaban disponer de un lugar donde reunirse “en camaradería” con un grupo afín y
poder hablar de asuntos relacionados con sus propios intereses, gustos e inclinaciones, tal
como podría hacerse en un Club Social. Había también quienes se Iniciaron en procura de
“protección”, bien porque quien los “motivó” les hizo demasiado énfasis en el aspecto
simplista y utilitario de la “Fraternidad”, como las asociaciones de mutuo auxilio, o porque
esperaban que la Orden les sirviera de escudo protector contra quienes pudiesen intentar
algo contra ellos. Otros, finalmente, aquellos que se dan por satisfechos con ser “masones”
de nombre únicamente; es decir, de “jugar a los Masones”. Estos generalmente suelen
disfrutar grandemente de lucir vistosos Collarines, Bandas e Insignias, sin que les falte el
consabido anillo con la Escuadra y el Compás y hasta la calcomanía en el vehículo que
conducen. Este tipo de Masones, que podríamos llamar “de utilería”, va pregonando por
doquier su condición de “Masón” sin darse cuenta de que su actitud, además de ridícula es
totalmente anti-masónica. Si hay algo que distingue al verdadero Masón del hombre común
es, precisamente, su conducta y su modo de ser; por sus obras se conoce al Verdadero
Constructor…
Son muy pocos, poquísimos, los que entraron a la Orden buscando “algo más” que
toda esa sarta de nimiedades pueriles porque intuyen que la Orden fue proyectada,
constituida y establecida para fines superiores, realmente nobles y trascendentes. Es en este
último grupo de individuos donde se encuentra una ínfima minoría que constituye la
esperanza de la reconstrucción posible, la materia prima apropiada para la formación
Masónica. Desafortunadamente, “su número no es legión”
El efecto deformante ya señalado, también lo hemos podido comprobar en los pocos
casos cuando aceptamos vincular a una Orden Masónica Interior (Operativa) a un reducido
número proveniente de Logias Ordinarias quienes, además de haber dado muestras de
interés en buscar “más luz”, aparecían como anhelantes de comenzar el Método Operativo
encontrándose como decían, totalmente insatisfechos por la falta absoluta de la transmisión
de una Enseñanza Tradicional en su Rito u Obediencia originario. Ocurrió que, casi todos
ellos, una vez en posesión del modus operandi y plenamente asistidos de la Iniciación
correspondiente, comenzaron por esgrimir una aparente “falta de tiempo” para llevar a cabo
la Ascesis o Trabajo Interior, pero pretendiendo invariablemente suplantar con ávidas y
desordenadas lecturas de libros y meras especulaciones mentales lo que únicamente puede
lograrse mediante la realización efectiva del V.I.T.R.I.O.L. Alquímico… Este es el tipo
indeciso y “tibio” que se queda en el camino porque el Hombre Viejo no le permite
decidirse de una vez por todas a darle el frente al “enemigo” para derrotarlo. Estos
difícilmente podrán llegar a “destronar al Bafometo”… pues, el Bafometo los mantiene
destronados…
Los viejos Masones ingleses solían referirse a la Iniciación masónica como Riding the
Goat (Montar el Chivo), evidente referencia al Bafometo, ya que uno de los fines esenciales
de las Escuelas Iniciáticas es el de “echar del Trono al Bafometo”, porque el Trono pertenece al Hombre. El Iniciado tiene que ocupar el lugar del Bafometo y obligarlo a
servirle…
Serge Marcotoune, en su libro La Science secrete des initiés, dice: “recuerda
que el Bafometo no es sino un usurpador de tu lugar, y que mañana, cuando tú
te levantes, él será tu esclavo. Pero no te olvides que el Bafometo una vez
vencido, no se duerme, y que sin cesar espera su revancha, y que en la primera
oportunidad se esforzará por volver a meter a su domador en las redes de las
pasiones desencadenadas… Sólo la segunda muerte o reintegración parcial hace
que el Iniciado sea inaccesible a la acción de la fuerza animal del Bafometo. Si
estás caído, si Bafometo te domina hoy, no desesperes: recuérdate que
Bafometo no es sino un usurpador de tu puesto, y que mañana, cuando tú te
levantes, él será tu esclavo. Por eso es por lo que cualquiera que sea el grado de
tu caída, no estás perdido, todo permanece en tus manos, en el esfuerzo de tu
voluntad, de tu obra por levantarte”
6
.
“Derriba al Bafometo de su trono y conviértelo en tu perro fiel”, ordena el Arcano
XV. Tal es la Obra de Reparación que el Iniciado ejecuta en su dominio íntimo. En cambio,
la obra nefasta de la contra-Iniciación es el culto de los “adoradores de Bafometo”, el
Satanismo que corrompe todo cuanto toca, sin distinguir entre sus víctimas a personas
inocentes y hasta bien intencionadas… El Iniciado, el hombre que “ya ha puesto su mano
sobre el arado”, no debe permitir jamás que su consciencia humana se bestialice, pues no
hay bestia más terrible que el hombre cuando actúa como una bestia… Quien aplica la
práctica del conocimiento, comienza a ganar su propia liberación…
EL COMIENZO DE LA DESVIACIÓN PROFANADORA
René Guenon había podido darse cuenta directa y personalmente del verdadero
carácter de la Masonería, que es, según autorizada opinión, “la más importante
supervivencia de las antiguas organizaciones Iniciáticas del mundo occidental”. El señaló
que la Masonería había “degenerado” al convertirse simplemente en Masonería
Especulativa; es decir, el cambio acarreó una capiti deminutio. Disminución en la calidad
del Conocimiento y la acción Iniciática que conduce a la Realización Espiritual. Y aunque
como él mismo lo aclara “no se puede hablar aquí de “discontinuidad”, aún si hubiese
habido un “cisma”, la filiación no se interrumpe por ello y permanece a pesar de todo; la
incomprensión de sus adherentes, señala, no altera en nada el valor propio de los Ritos y de
los Símbolos de los que ella permanece siendo depositaria”7
.
El mismo autor escribió: “la Masonería “especulativa” que ha tomado nacimiento
cuando las Corporaciones Constructoras estaban en plena decadencia, por su mismo
nombre indica muy claramente que estaba confinada a la “especulación” pura y simple, es
decir, en una teoría sin realización; evidentemente sería equivocarse de la manera más
extraña considerar eso como un “progreso”.
Entre la verdadera o Antigua Masonería y la Masonería Moderna sólo queda un punto
común fundamental: el Simbolismo. Pero como el Simbolismo es el que permite al Masón
acceder a un modo de conocimiento que está más allá de la expresión racional, si el Masón
no sabe cómo utilizar los “útiles” que ese Simbolismo pone en sus manos, permanecerá siendo un “profano” a pesar de haber recibido la Iniciación Virtual, pues, quien además de
recibir la Iniciación Ritualistico-Simbólica, no recibe simultáneamente el esoterismo que
“pone en acción” la operatividad del Conocimiento Iniciático, jamás logrará entrar al
Verdadero Templo, el Templo Interior, el “Templo de Henoch”, ya que a ese Templo no
puede entrar nadie que no haya “conocido la letra “G”, la Gnosis Masónica…
Esa grave deficiencia en la calidad del Conocimiento Masónico, fue y continuará
siendo la causa principal de la degeneración y de la desviación profanadora que se
acentuó sensiblemente, cuando una rama de la Masonería cayó en manos de una mayoría de
sus miembros que, totalmente ignorantes de la Genuina Tradición, pero embelesados en
cambio por el Enciclopedismo que estaba “de moda” en su época, reaccionaron como niños
en un gran circo: se quedaron fascinados por la corriente de pensamiento profano que
inundó las Logias, haciéndolas caer en el bajo terreno de las luchas políticas, con sus
influencias anarquizantes y sus tendencias abiertamente racionalistas, que terminaron por
convertirlas en organismos con simples objetivos sociales y políticos, al mismo tiempo que
se reducía cada vez más el amplio horizonte espiritual de antaño, a una huera actitud
moralista y a una “fraternidad de Montepío”. Las Logias llegan prontamente a convertirse
en simples lugares de reuniones “profanas”, como podía hacerse en un sindicato o en un
partido político; todo ello bajo una radical actitud de combate disolvente y extremista,
donde el abuso de la palabra y el cultivo de la verborrea estéril y chabacana convertían a los
Templos masónicos en verdaderos centros activos de la contra-Iniciación. Como bien lo
señaló J. Corneloup: “La Franc-Masonería “organizó” tan poco la Revolución, que la
Revolución, en seguida, desorganizó a la Franc-Masonería”.
De ese modo, la Orden que debía transformar al hombre “profano” en un Iniciado es,
por el contrario profanada y transformada ella misma por la invasión avasallante del
hombre común, y reducida a los más banales fines y propósitos. Las aparentes conquistas
del mundo exterior la desvían de los intereses de la Vida Interior que constituye la razón de
ser de la Verdadera Masonería. Las ideas de “progreso” y de “humanismo” la coloca a las
antípodas de todo Esoterismo verdadero. Por su parte, los verdaderos Iniciados y Adeptos
de la Antigua Masonería siguen funcionando separadamente para evitar que la ola
degeneradora pudiera barrer con todo y se limitan a actuar en sus Círculos Internos, aunque
siempre atentos al despertar de los pocos Masones de las Logias ordinarias, para orientarlos
y transmitirles el Verdadero Conocimiento.
Por la carencia absoluta del fundamento Tradicional Operativo de la Masonería
Moderna o Especulativa, fue cayendo dentro del remolino de la corriente “a la mode” y, a
falta de la auténtica Tradición Iniciática orientadora y equilibrante, conductora e
iluminadora, las Logias se tornan en simples “frentes de lucha” contra determinadas
corrientes políticas y sociales pregonando la resistencia a toda autoridad, a la ortodoxia y a
la Tradición, dándole en cambio, franco paso a la tesis racionalista y “revolucionaria”. En
semejante ambiente, el recién llegado que ignora absolutamente todo cuanto representa la
Genuina Tradición Iniciática, por carecer de Instructores y de Maestros Hábiles que
pudieran conducirlos hacia una Realización Masónica, se limita a “seguir la corriente del
sistema” que allí encuentra firmemente enraizado y, por su parte trata de aparecer
“contestatario”, “racionalista” y “crítico anticonformista” de muchas cosas que hasta
ignora, pero que no obstante estará siempre dispuesto a combatir. En fin, una verdadera y
auténtica “escuela para la inflación del ego”, una escuela del desorden, “invirtiendo” de
ese modo la razón de ser de toda Escuela Iniciática, que sólo busca la muerte del hombre
profano, “cortándole la cabeza” or medio del abandono de todos los prejuicios y malformaciones adquiridas en el mundo profano y “poniendo orden en su caos interior”…
Fue de ese modo, como la Masonería Moderna, con honrosísimas excepciones,
pretendiendo liberarse de “dogmatismos”, se empantanó en otro que resultó aún peor. Le
ocurrió como el que arrojó el “agua sucia con el niño adentro”.
Por haberse rebajado y reducido a ese solo y único aspecto externo y exotérico, la
Masonería Moderna, desde hace más de dos siglos se quedó “huérfana de la Palabra”. Le
ocurrió algo semejante a lo que experimentó la Iglesia Romana cuando pretendió
convertirse en detentora del poder temporal, no solamente dándole la espalda al Esoterismo
y a la Gnosis, sino que los combatió a sangre y fuego, como también lo haría hoy mismo si
pudiera, pero no le alcanza el tiempo para luchar a brazo partido contra el Marxismo que la
está invadiendo a toda velocidad. Cuando pudo haber sido el mejor “catalizador” de la
genuina Tradición, se infló de orgullo y pretendió imponer dogmas autoritarios, para tratar
de opacar y desfigurar las Grandes Verdades Eternas. De allí sólo había un paso a la
rapacidad humana, fuente de los peores despotismos, abusos y excesos que han sido una de
las principales causas del cataclismo social que hoy vive y sufre el Mundo Occidental.
Como consecuencia de esos errores, hoy vemos cómo los demoledores efectos de la
“socialización” de las normas religiosas, poderosamente enquistadas en la realidad eclesial,
vienen ocasionándole una insurrección que brotó desde su interior. Podríamos decir que las
famosas palabras “Mane, Thecel, Phares”, ya han aparecido sobre los muros agrietados del
Templo de San Pedro. Especialmente desde que “los Antiguos Documentos fueron
reemplazados por el Nuevo Rito” (Et antiquum Documentum Novo cedat ritui).
LA POSIBLE REGENERACIÓN DE LA MASONERÍA ORDINARIA
“El verdadero remedio contra la degeneración actual de la Masonería, y sin
duda el único, suponiendo que la cosa sea todavía posible, sería, cambiar la
mentalidad de los Masones, por lo menos de aquellos que sean capaces de
comprender su propia Iniciación, pero a quienes (es necesario decirlo) no se les
ha brindado hasta ahora la ocasión, su número importaría poco, porque en
presencia de un trabajo seria y realmente Iniciático, los elementos “no
calificados” se eliminarían pronto por sí mismos; y con ellos desaparecerían
también, por la fuerza misma de las cosas, esos agentes de la contrainiciación,
ya que nada podría darles motivo para su acción. Para operar un
“enderezamiento” de la Masonería, en el sentido Tradicional, no se trata de
“apuntar a la luna”, ni de construir en las nubes; se trataría, para comenzar, de
utilizar solamente las posibilidades de las cuales dispone, por reducidas que
ellas sean, pero en una época como la nuestra, ¿quién osará emprender
semejante obra?8”.
LA OBRA DEL MAESTRO MARTÍNEZ DE PASQUALLY
Una obra semejante, como la que señala René Guenon en el párrafo anterior, obra de
reconstrucción y reformación Masónica, la comenzó a ejecutar Martínez de Pasqually al
fundar, en 1754, en Montpellier (Francia), el capítulo de los “Jueces Escoceses”, con la Patente Masónica recibida por su padre el 20 de mayo de 1783, del Gran Maestro de la
Logia de los Stuart, Charles Edward Stuart, nieto de James II, quien había sido
solemnemente proclamado Gran Maestro de la Masonería escocesa, el 24 de septiembre de
1745.
Para el año de 1758 ya L’Ordre des Chevaliers Maçons Elu-Cohen de l’Univers es un
hechoque da comienzo a la obra y al apostolado de Martínez de Pasqually. Robert
Ambelain en su libro Le Martinisme, dice respecto al soberano Gran Maestro de los
Elegidos-Cohen, lo siguiente:
“Martínez de Pasqually pasa su vida enseñando a los Masones franceses de las
obediencias ordinarias (y que erraban de sistema filosófico en sistema
filosófico), y esto bajo el aspecto exterior de un Rito Masónico ordinario, una
verdadera Enseñanza Iniciática, susceptible de revestir el aspecto de una
Theodicea, de una Cosmogonía, de una Gnosis y de una Filosofía. A fin de
tener elementos ya semiformados en una cierta disciplina intelectual y material,
no acepta en su Orden sino a Masones regulares, titulares del Grado de Maestro
(Tercer Grado). Por otra parte, como sucede que elementos de gran interés le
llegan por el canal de la vía “profana”, establece, a la base de sus sistema una
transmisión previa suficientemente rápida de los tres Grados de la Masonería
ordinaria (Masonería Azul o de San Juan)”.
“De hecho, se comprenderá más tarde, la razón secreta de esta afiliación previa
a la Maestría Masónica reside en el hecho de que su escuela descansa sobre la
misma Leyenda, o el mismo Mito de la Masonería, la Leyenda de Hiram,
presentado sin comentarios, sin ninguna alusión a su Esoterismo, Martínez de
Pasqually de una explicación trascendente, osatura de su Sistema Teogónico.
Pero la da en las Clases Superiores de la Orden bajo este segundo aspecto,
dejando a los tres Grados inferiores ordinarios la presentación legendaria,
común a todas las Obediencias. Martínez de Pasqually recorrió misteriosamente
una parte de Francia, el Sureste y el Mediodía, principalmente. Saliendo de una
ciudad sin decir a dónde iba, llegaba del mismo modo, sin dejar entrever de
dónde venía. Comienza muy probablemente su misión en 1758, porque en su
carta del 2 de septiembre de 1768 declara que los hermanos Aubenton,
comisarios de la Marina Real, son sus adeptos desde hace diez años.
Propagando su Doctrina reúne adherentes en las Logias de Marsella, Avignon,
Montpellier, Narvona, Foix y Toulouse. Se establece finalmente en Bordeaux,
donde llega el 28 de abril de 1762. Mas, antes de comenzar su Apostolado
Inicíático, él había tenido previamente una actividad Masónica cierta”9
.
En el prefacio del libro Tratado de la reintegración de los seres, el “Caballero de la
Rosa Creciente”, dice, hablando de Martínez de Pasqually: “este hombre de un desinterés y
de una sinceridad por encima de toda sospecha, se esfuerza por volver a traer a los
principios esenciales de la Franc-Masonería, ciertas Logias que muy sensiblemente se
habían desviado en esa época (segunda mitad del siglo dieciocho), como consecuencia de
una serie de acontecimientos que es inútil exponer aquí. La tarea de Martínez era difícil:
recorriendo sucesivamente de 1760 a 1772 las principales ciudades de Francia, selecciona
en el seno de los Talleres Masónicos lo que él juzga que puede servir para construir un
núcleo, un Centro para sus operaciones ulteriores. Entregando Patentes Constitutivas a nombre de su Tribunal Soberano, establecido en París desde 1767, Logias clandestinas de
provincia, no duda en reclutar afuera hombres que le parecen dignos del Ministerio que
deberían ejercer. Se trataba, en la mente del fundador, de un verdadero Ministerio
Sacerdotal porque la palabra Cohen, en hebreo, significa Sacerdote; esto sería, pues, de
alguna manera, un ensayo de restauración del Sacerdocio Judío en la Masonería Interior. Es
así como se forma bajo el Rito de los Elegidos-Cohen, que no es otra cosa que una Rama
muy ortodoxa de la Verdadera Masonería, injertada sobre el Antiguo Tronco y basada en
un conjunto de Enseñanzas Tradicionales muy precisas transmitidas siguiendo exactamente
el poder receptivo adquirido por sus miembros por medio de un trabajo enteramente
personal. La teoría y la práctica van estrechamente unidas”10
.
El maestro Martínez de Pasqually, al intervenir con su Reconstrucción en la
Masonería ordinaria, lo hace entre otras razones, para evitar que se perdiera el doble
aspecto de la tradición Iniciática: La Caballería y el Sacerdocio (Iniciación Real o Arte
Real, e Iniciación Sacerdotal o Arte Sagrado). En la Orden que él fundó, los Grados, tanto
en la Orden o Templo Exterior, como en el Templo Interior, establecen una escala que va
desde los tres primeros Grados de la Masonería Azul o de San Juan (Iniciación Artesanal),
continuando con los Grados Intermedios de la Caballería (Eques o Miles: Iniciación Real),
hasta los Grados Superiores Sacerdotales; desde Levita hasta Gran Sacerdote (Cohen-haGadol):
Arte Sagrado con sus respectivas Técnicas para la puesta en obra de los
Conocimientos transmitidos con la Iniciación correspondiente a sus respectivos dominios.
El Rito Cohen jerarquizado bajo la forma que tenía en el siglo XVIII, es como sigue:
- Clase del Atrio: Aprendiz, Compañero y Maestro Masón: Masonería Azul
(Filosófica).
- Clase del Pórtico: Aprendiz, Compañero y Maestro Cohen: Masonería Verde
(Cabalística).
- Clase del Templo: M. El. Cohen, Gr. M. Cohen o Gr. Arquitecto y Gr. El de
Zorobabel: Masonería Negra (Teúrgica).
- Clase secreta: Réaux-Croix y Gr. M. Réaux-Croix: Masonería Roja
(Sacerdotal).
Réau o Roux, según R. Le Forestier, son términos que significan: “Hombre-dios muy
fuerte en Sabiduría, virtud y poder”. No confundir con Rosa Cruz. Dicho término de
“Reau” significa “poderoso sacerdote”.
“Con los Elegidos-Cohen, multiplicados y organizados, la Tradición Occidental
poseía en ella su Milicia Sagrada, tal como lo había poseído antes el Templo de
Jerusalén con sus Caballeros Levitas o el Cristianismo Medieval, con sus
Templarios a la vez Sacerdotes y Soldados”11
.
Como resultado de la resurgencia de la Orden de los Elegidos-Cohen en 1943,
además de volver a tomar el Rito Cohenoriginario del siglo XVIII, el Il ؞ y PH Aurifer,
quien junto con sus Altos Grados Masónicos, también es poseedor del Episcopado Cátaro,
inició su valiosísima obra de Reconstrucción, estableciendo una Síntesis del pensamiento
Gnóstico, y en virtud de sus poderes sucesionales (154° grado, según Evode, primer
Patriarca de Antioquía), integró en la Filiación Sacerdotal de los Elegidos-Cohen (Sucesión
según Levi y Aarón) la Sucesión de Melkisedec, uniendo así la Antigua y la Nueva Alianza, por la cual la Orden de los Caballeros Masones Elegidos-Cohen, es detentora de
una Triple Sucesión o Cadena Sacerdotal (Shelsheleth): la de Levi y sus hijos (Guardianes
del Tabernáculo), la de Aarón, primer Sumo Sacerdote de la Antigua Ley, hermano de
Moisés, y la de Melkisedec (Génesis 14,18-19), que es la gran Tradición Primordial
(Hebreos 5,6 y 7,1-28).
En lo que respecta a la Filiación Caballeresca, la Sucesión Apostólica le concede un
carácter de regularidad absoluta, por cuanto el Obispo es, por función, el único y legítimo
dispensador del Miles XP (Caballero).
J.H. Probst-Biraben, Caballero Bienhechos de la Ciudad Santa (C.B.C.S.), en su libro
Les Mystères des Templiers, dice: “ni entre los Cristianos ni entre los Musulmanes, una
Orden sabría fundarse sin la “consagración” por parte de un personaje cualificado,
consagrado por transmisión de poderes de los Apóstoles o los Profetas. Hugues de Payns y
Geoffroy de Saint-Omer la recibieron del Patriarca Theocletes, originario, por Sucesión
Apostólica, de san Juan el Evangelista. Esto explica, en parte, su culto a san Juan y a la
Doctrina del Johanismo que tiene la reputación de haber profesado”12
.
Como ya lo hemos dicho, nuestra Tradición Masónica Moderna, fue el resultado de
una Síntesis establecida por los verdaderos “Superiores Incógnitos” o Guardianes
Desconocidos, sus fundadores: los Rosa-Cruces, entre 1614 y 1717, quienes a su vez se
originaron entre las castas sacerdotales de la Antigüedad.
Bien señalaba el Gran Maestro Constant Chevillon: “el alma verdadera de la FrancMasonería
se debe describir, no por los hombres enrolados bajo su estandarte, sino más
bien según la Tradición de la cual ella pretende prevalerse”.
LA INICIACIÓN SACERDOTAL: SU FUNCION ESPECÍFICA
A fin de poner las cosas en su justo lugar y evitar malentendidos, consideramos
conveniente aclara el concepto Tradicional de Sacerdote, porque entre la inmensa mayoría
de los Masones de las Obediencias ordinarias y, especialmente, aquellas que se jactan o
presumen de anticlericales, prevalece un concepto erróneo, posiblemente derivado de la
encarnizada persecución y lucha que la Iglesia católica romana organizó contra la
Masonería, desde la bula In Eminenti, el 4 de mayo de 1738, cuando el Papa Clemente XII
condenó por primera vez a la Masonería. Golpes bajos, que ya habían comenzado el 14 de
marzo de 1645 con la requisitoria dirigida contra las corporaciones, por la facultad de
teología de París: la Bula Providas Romanorum Pontificum del Papa Benito XIV, el 15 de
junio de 1751; la Constitution Ecclessianm Christi, de Pío VII, el 13 de septiembre de
1821; la Bula quo Glaviora, de León XII; la Encíclica Traditi, de Pío VIII, el 21 de mayo
de 1829, la Mirare Vos, de Gregorio XVI; la Qui Pluribus, promulgada por Pío IX, el 9 de
noviembre de 1846; la alocución Multiplices Inter del 25 de septiembre de 1865; la
encíclica Humanun Genus del papa León XIII, el 20 de abril de 1884, y tantas otras
acciones que hicieron correr mucha tinta y no poca sangre…
Recurrimos a la más grande autoridad que ha tenido Occidente en el ámbito de la
Tradición Iniciática, desde el punto de vista Doctrinal, René Guenon, para que con su
inestimable opinión nos oriente respecto a la verdadera Función del Sacerdocio:
“La Función del Sacerdocio no es precisamente aquella que los conceptos
occidentales de hoy día le atribuyen, de “clérigos” o “padres”. Clérigo no significa otra cosa que “sabio”, erudito, docto, y se opone al “laico” que designa
al hombre del pueblo, es decir, del “vulgo”, asimilado al ignorante o al
“profano”, a quien no se le puede pedir sino “creer” aquello que no es capaz de
comprender. En la Edad Media se llamaba Clérigo al “hombre letrado” y de
Estudios Escolásticos, aunque no tuviese Orden alguno. En cuanto al
Sacerdocio, su función esencial es la conservación y la transmisión de la
Doctrina Tradicional. La verdadera función del Sacerdocio es, por lo tanto, y
por encima de todo, una función de “Conocimiento y Enseñanza”, y es por ello
por lo que su atributo propio es la Sabiduría. Indudablemente, otras ciertas
“funciones” más exteriores como la celebración o ejecución de Ritos les
pertenece igualmente, ya que requieren el conocimiento de la Doctrina y
participan del carácter “sagrado” que está inherente en éstos; mas, estas
funciones no son sino secundarias, contingentes y en cierto modo accidentales.
Si alguna cosa posee el carácter “Sagrado” y “Religioso” no son de ninguna
manera equivalentes, y el primero de estos términos es mucho más extenso que
el segundo, si la Religión forma parte del dominio “Sagrado”, éste en cambio
comprende elementos y modalidades que no tienen absolutamente nada de
Religioso; y el Sacerdocio, como su nombre lo indica, se relaciona sin ninguna
restricción a todo cuanto pueda ser considerado verdaderamente “Sagrado”. Si
el Sacerdocio es por esencia el depositario del Conocimiento Tradicional, no
significa que posee el monopolio, puesto que su misión es, no solamente
conservarlo integralmente, sino también “comunicarlo” a todos aquellos que
son aptos para recibirlo y de distribuirlo en alguna forma jerárquicamente según
la capacidad intelectual de cada uno. Todo conocimiento de este orden tiene
pues su fuente en la enseñanza sacerdotal, que es el órgano de su transmisión
regular, y lo que aparece como más particularmente reservado al sacerdocio, en
razón de su carácter de “pura intelectualidad” (la Inteligencia pura y el
Conocimiento Supra-racional), es la parte superior de la Doctrina, es decir, el
conocimiento de los principios mismo, mientras que el desarrollo de ciertas
aplicaciones conviene mejor a las “aptitudes” de otros hombres, que sus
funciones propias ponen en contacto directo y constante con el mundo
manifestado; es decir, con el dominio al cual se relacionan estas aplicaciones.
Es por lo que vemos por ejemplo en la India, que ciertas ramas secundarias de
la Doctrina han sido estudiadas más especialmente por los Kshatriyas, mientras
que los Brahmanes no le adjudican sino una importancia relativa, ya que su
atención está sin cesar fijada en el orden de los Principios Trascendentes e
inmutables, de lo cual todo el resto no es sino consecuencia accidental, o si
tomamos las cosas en sentido inverso sobre el objetivo supremo en relación al
cual todo el resto no son sino medios contingentes y subordinados. Existen
inclusive libros tradicionales que son particularmente destinados al uso de los
Kshatriyas, porque presentan aspectos doctrinales adaptados a su propia
naturaleza (como en el caso de los Itihasas y los Puranas, mientras que el
estudio del veda concierne propiamente a los Brahmanes, porque en él está el
principio de todo Conocimiento Sagrado). Hay “Ciencias Tradicionales” que
convienen sobre todo a los Kshatriyas, mientras que la Metafísica pura es
patrimonio de los Brahmanes. De esta distinción en el Conocimiento Sagrado o
Tradicional, de dos órdenes, que se pueden, de una manera general, designar como el de los Principios y el de las aplicaciones, o según lo que acabamos de
decir, como el orden “metafísico” y el orden “físico”, han derivado, en los
Misterios Antiguos en Occidente como en Oriente, la distinción de lo que se
llama los “Grandes Misterios” y los “Misterios Menores”, estos últimos
comportan esencialmente el conocimiento de la Naturaleza y aquellos otros el
Conocimiento de lo que está más allá de la Naturaleza.
Desde un punto de vista un tanto diferente, pero no por ello menos
estrechamente ligado a esto, se puede decir que a los “Misterios Menores”
conciernen solamente las posibilidades del estado humano, mientras que los
“Grandes Misterios” concierne los “estados supra-humanos”, por la realización
de estas posibilidades o de estos estados, ellos conducen respectivamente al
“Paraíso Terrestre” y al “Paraíso Celeste”; u no hay que olvidar que, como lo
indica Dante muy claramente en la “Divina Comedia”, el “Paraíso Terrestre” no
debe ser considerado en realidad sino como una etapa en la vía que conduce al
“Paraíso Celeste”. Es, por lo tanto, el Sacerdocio, en virtud de su función de
enseñanza, el que confiere igualmente las dos Iniciaciones (la “Iniciación Real”
y la “Iniciación Sacerdotal”), y que asegura así la legitimidad efectiva, no
solamente de sus propios miembros sino también de la casta a la cual pertenece
el Poder Temporal”13
Vemos pues, que el Sacerdote de las Escuelas Iniciáticas Tradicionales, por razón de
su doble investidura recibida a través de su paso por los Misterios Menores (Vía Real) y por
los Misterios Mayores (Vía Sacerdotal), está capacitado para ejercer las tres grandes
funciones originales: la Función Iniciática, la Función Sacrificial (del latín sacrum facere:
hacer sagrados los seres y los objetos de la naturaleza) y la Función Real consistente en
mantener a la comunidad humana en armonía con el Universo dinámico, y al utilizar éste
par gobernar los mecanismos espacio-temporales. Tal es el orden (RTA) de la Teocracia
primitiva, y a través de cuya Cadena el Sacerdocio se vincula con la Tradición Primordial y
la “presencia de Tsedech”14
.
El Pontífice-Rey de la Antigüedad es el prototipo de la doble función de la Autoridad
Espiritual y el Poder Temporal en un solo y mismo individuo, que era constituido como el
dispensador de la Función Sacerdotal y de la Función Real, cabeza de la Teocracia pura,
ejemplo del régimen gubernamental perfecto. Tales fueron los dioses-héroes de la
comunidad, como Marduk en Babilonia, Anu y Enlil en Sumeria, Sin en Ur, Nemrod “el
vigoroso cazador delante de Jehová”, en Babel, Erek y Accad; y algunos de los Faraones
considerados como “hermanos de los dioses”, “señores de los hombres”e intermediarios
(Pontifex) entre unos y otros.
Finalmente, para tranquilidad de los anti-clericales a ultranza, les podemos afirmar
que la verdadera razón de ser de los Sacerdotes Iniciados no es precisamente para “jugar al
cura”15, como lo diría un francés, ni para constituirse en lo que la sabiduría popular
venezolana define como “cura de misa y olla”; muchísimo menos para el contrahecho rol
de enlace guerrillero o de “líder de barrio”, que muchísimos Sacerdotes desempeñan en
nuestros mal-hadados tiempos de total inversión de funciones y valores. Pero, ése es el
“fruto” de haberle dado la espalda a los Misterios; y lo que es aún peor, de haber perseguido y atacado por todos los medios a la Tradición Iniciática. A ese vestigio del
Sacerdocio no es posible concederle siquiera, en descargo de tan evidente como lamentable
desviación, las famosas palabras de Bruno Cornachiola: “ellos han abandonado el Misterio
por el Ministerio”, porque lo que en verdad están ministrando es el activismo político, que
es de orden eminentemente temporal, en abierta contradicción con su específica función
espiritual (Ministerium), o lo que es lo mismo, una “perversión” de la función que deberían
ejercer legítimamente. “Hay que saber poner cada cosa en el rango que le corresponde”.
“La benevolencia del rey es para con el ministro entendido: mas su enojo contra el que lo
avergüenza”16.
“Acuérdate de ellos, Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del
sacerdocio y de los levitas”17.
EL OFICIO (CRAFT) Y LA DESTREZA BASE DEL ARTE
De acuerdo con el origen sajón de la Masonería Moderna, la palabra Craft
(originariamente croeft) significa skill (habilidad, destreza, pericia, maña), por eso al
Masón se le denominaba craftman, es decir, alguien diestro, hábil, experto o ducho en su
arte (skillfull). Posteriormente, con el desarrollo de la Masonería Especulativa, la palabra
Craft pasó a significar el cuerpo entero de Franc-Masones disperso por el mundo. El gremio
(Craft) representa el primer estadio jerárquico de la Verdadera Masonería, basada en la
función que ejercen sus componentes. El “operario” corresponde al Esquire (Don,
Hidalgo), el Knight: Caballero, Eques y el Priesthood (Sacerdocio) a la Autoridad Superior
(Sovereign Commander o Inspector) el que supervisa (Epíscopos).
Tenemos entonces los tres niveles operativos del picapedrero (el que debasta la
Piedra Bruta); el Caballero, el máximo nivel de Conocimientos Cosmológicos, propios de
los “Misterios Menores”; y el Sacerdote, el Metafísico, Pontífice y Transmisor del
Conocimiento tanto a nivel Cosmológico, como en su propio nivel (Misterios Mayores).
“Todo lo que subsiste aún en las organizaciones auténticamente Iniciáticas de
Occidente, en cualquier estado de decadencia que ellas estén actualmente, no
tiene otro origen que el ligado a los Oficios, tomados éstos como “base” o
“soporte”; oficios que son susceptibles de una significación superior y más
profunda, para poder efectivamente servir de vía de acceso al dominio
Iniciático. Aunque en la concepción profana y moderna un hombre puede
adoptar una “profesión” cualquiera y cambiarla a voluntad como si esa
profesión es algo puramente exterior a él, sin ningún nexo real con lo que él es
verdaderamente, con lo que hace que él sea él mismo y no otro; en la
concepción Tradicional, al contrario, cada uno debe normalmente desempeñar
la “función” a la cual está destinado por su misma naturaleza, con las aptitudes
determinadas que son esenciales; no pudiendo desempeñar otra profesión sin
que constituyese un grave desorden que tendría su repercusión sobre toda la
organización social de la cual forma parte; mucho más, si un tal desorden se
llega a generalizar, produciendo efectos sobre el medio Cósmico mismo, ya que
todas las cosas están ligadas entre sí y por rigurosas correspondencias. Así
pues, en la concepción Tradicional, son las cualidades esenciales de los seres las que determinan su actividad. Si el oficio (la función o Ministerium) es algo
del hombre mismo, y como una manifestación o una expansión de su propia
naturaleza, es fácil comprender que puede servir de base a una Iniciación, y
hasta que sea, en la generalidad de los casos, lo que él tiene mejor adaptado a
ese fin. En efecto, si la Iniciación tiene esencialmente por fin sobrepasar las
posibilidades del individuo humano, no es menos cierto que ella no puede
tomar por punto de partida sino al individuo tal como es, mas bien entendido,
tomándolo de alguna manera por su lado superior; es decir, apoyándose sobre lo
que él tiene en sí de más propiamente cualitativo. Se comprenderá por lo tanto
que dos medios puestos en acción como “soportes” no pueden tener eficacia
sino corresponden realmente con la naturaleza misma de los seres a los cuales
se aplican. Esto es una verdadera cuestión de “cualificación” en el sentido
Iniciático del término”18
.
Decía el Buddha: “yo considero el nacimiento y la decadencia de las creencias como
simples rastros dejados por las cuatro Estaciones”.
El Retorno de Henoch es portador de un fluido animador que restituirá las fuerzas
gastadas, que actuará como un agente reparador y reconstituyente de lo que se usó y
declinó. Traerá la Regeneración, la revisión y la puesta a punto de todo lo Tradicional, para
un Nuevo Ciclo que va a comenzar con la estabilización, la armonía y la justicia, para
asegurar la renovación (NSHR) y conservación de los valores perennes de la Tradición;
porque no hay ningún bien que en esta vida no se torne hacia lo peor, y la corrupción de lo
mejor es la peor de todas: corruptio optimi pessima. Ese Agente Reparador ayudará en la
tarea de la transmutación de lo vil y de lo corrompido en lo noble y lo íntegro dirigido
hacia el bien. Tal es el “espíritu” de la Masonería invisible y triunfante, la Masonería de
siempre, la Masonería que retorna.
“Es por la acción inteligente, tradicional y perseverante de sus afiliados, que la
Masonería reencontrará al fin su “verdadero rostro”, aquel que habían deseado
sus promotores verdaderos: los Rosa-Cruces del siglo XVIII”19
.
Esos Sabios promotores fueron los Guardianes de la Tradición Esotérica. Su rápido
paso fue como ese esplendor meteórico que contemplamos a veces en el espacio; como la
breve antesis de una bella Rosa, pero cuyo perfume continúa esparciendo aromas en los
aires y el dorado germen de su polen va activando nuevas Rosas que se abren a su fértil
impregnación como cráteras sedientas del rocío del Cielo.
Yvon Le Loup, mejor conocido por el seudónimo de Sedir, nos dice en su libro Les
Rose-Croix: “un mismo principio rige el Cosmos y los individuos y las colectividades. Dios
ha dado al Gran Todo reglas y leyes, y a los seres que pueblan el Universo, él les ha dado el
Libre Albedrío. Cuando una de esas leyes es quebrantada, un regulador viene entonces
portador, no de un juicio sino de una esperanza; su función es de restablecer el equilibrio.
Tal es el rol de los Cometas. Estos siguen en el espacio un circuito determinado. Jamás
regresan por el mismo camino. Cuando uno de ellos ha cumplido su misión, viene otro, que
retoma el camino en el punto donde el primero lo había dejado. La humanidad desde el día
lejano en el tiempo, cuando Dios la envió al mundo, marcha de tanteo en tanteo hacia La
Casa del Padre. Individual y colectivamente los hombres han recibido en su pasado
milenario un rayo de la verdadera Luz, pero la Tierra es constitucionalmente incapaz de conservar mucho tiempo sin deformar el Don que Dios le ha otorgado; el hombre tiene el
poder de apartarse del Camino que ha sido trazado. Entonces la Misericordia envía seres
que aportan una esperanza o un ejemplo que vienen a representar el rol que desempeñan los
comentas en el Cosmos”.
“Tal es la función de las sociedades secretas; tal fue la visión de los Rosa-Cruces de
antaño, manifestaciones en principio momentáneas de los Grandes Desconocidos de la
Tradición Primordial. Según Wronski en su “Mesianismo”, “ellas son creadas a medida que
son necesarias, luego separadas por bandos distintos y hasta opuestos en apariencia,
profesando respectivamente y a su turno, las opiniones más contrarias de momento”. Hoy,
las Sociedades Secretas están, digan lo que digan sus jefes, en su período de vejez. Queda
bien entendido que cuanto acabamos de decir se aplica a las verdaderas Sociedades
Secretas, aquellas cuyo reclutamiento no se efectúa por la propaganda o por incentivos
materiales, sino al contrario, aquellas cuyos miembros responden y se enrolan al llamado de
un poder invisible”20
.
EL DESPERTAR DEL OJO INTERIOR
Únicamente cuando lo corruptible es consumido y transmutado en nosotros por la
regeneración que renueva todo nuestro ser, el sensorium interior, el “ojo de Horus”, se abre
y nos religa con el Mundo Espiritual: entonces, la venda de la ignorancia cae el Ojo del
Corazón y volvemos a tomar posesión de nuestro estad primigenio.
“Yo he visto a mi Señor con el Ojo de mi Corazón; y yo dije:
¿Quién eres tú? El me dijo: tú”21
.
“Decía el profeta Mahoma que Dios se esconde por setenta mil velos de luz y
tinieblas. Los sufíes llaman “velado” (mahjub) a aquel cuya consciencia está
determinada por la pasión, sensual o mental, y que por consecuencia no percibe
la Luz Divina en el Corazón; según esta expresión, es el hombre quien está
cubierto de un velo o de una cortina y no Dios”22
.
“Tus saetas agudas con que caerán pueblos debajo de ti, penetrarán en el
corazón de los enemigos del rey”23
.
“Mas Dios los herirá con seta; de repente será heridos”24
.
La Leyenda Bíblica de Balaam, hijo de Beor, nos describe esa “ceguera” que “vela el
entendimiento” del hombre común. No pocas veces el hombre recibe enseñanzas de
algunos animales que ven más que él, como el caso de la burra (asna) de Balaam (Números
22; 22-28). “Palabras del hombre que tiene el ojo abierto”.
“La vista, dice René Guenon, es el símbolo del Conocimiento, del cual es el
instrumento principal en el orden de lo sensible y el simbolismo es transpuesto
hacia el orden Intelectual Puro, donde el Conocimiento es comparado a una
Vista Interior”.
La raíz indo-europea vid, que significa Conocer o Conocimiento Divino y “ver”, da
origen a las palabras sánscritas veda y vidya: Saber, Conocimiento, y vidyut: relámpago.
Este último se relaciona con el Tercer Ojo de Shiva, el “destructor de las formas
materiales”. La flecha, arma de Apolo y de Diana, simboliza el rayo solar, la luz del
supremo poder, un rayo del Ser que mora en el Íntimo. En la Oración de Habcue leemos: el
Sol (la Personalidad) y la Luna (La Individualidad) se pararon en su estancia, a la luz de tus
saetas anduvieron y al resplandor de tu efulgente lanza (3,11). Cuando el espíritu interno
emana su luminosa efusión, disipa la ilusión con sus divinos rayos. Por eso el jeroglífico
egipcio representado por una flecha que traspasa una piel de animal simboliza el poder de
la visión que penetra a través de la túnica de piel para alcanzar la visión que se nos escapa
por nuestra limitación física; el ojo interior es el órgano de la Visión Trascendente. Visión
más allá de la dualidad; ojo de la Visión Trina (Traylochana), de triple percepción,
derivado de la raíz lok-loka (el ojo); trilokya, trailokya o lokatraya: la totalidad, el triple
mundo, la tríada complementaria del cuaternario brahmánico denominado Bhuvanatraya.
La Piedra de Esmeralda que ornaba la frente de Lucifer y de Adán, es la misma Piedra con
la que se logra la Obra al Rojo (veram medicinam), y con la cual el hombre “entra en la
Eternidad” y se convierte en “Hombre Verdadero”.
Esta maravillosa Realidad, únicamente alcanzable a través del proceso Iniciático, no
tiene nada que ver con las especulaciones fantasiosas de un periodista inglés que presume
de “Lama”, porque afirma que “un verdadero Lama habita en su cuerpo” y porque usa un
seudónimo tibetano con el que ha escrito una serie de libros muy comerciales por el
contenido de ciencia-ficción, ocultisoide y fantasioso que los caracteriza, pero totalmente
carentes de seriedad y de valor trascendental.
En el maravilloso libro de Henri Khunrath, Amphitheatrum Sapientiae Aeternae25
,
vemos que la más pequeña de sus ilustraciones, muestra una lechuza o búho con anteojos,
un par de antorchas encendidas cruzadas sobre el pecho y sostenidas por sus garras y, a
ambos lados, sendos cirios encendidos; debajo aparece una leyenda en un alemán dudoso
que dice: “Was helffen fakeln licht oder briln so die levt nicht sebhen wollen”, cuya
traducción podría ser más o menos: “¿de qué sirven antorchas, luz o anteojos a quienes
cierran los ojos para no ver?”.
Esa es precisamente la actitud del hombre profano y también la de muchos
“Masones” que, ante el Arca de Luz que se conserva y guarda en el maravilloso
Simbolismo Masónico, sólo pueden reaccionar atribuyéndole un “sentido ridículo y vano”
(sic), a sus Iniciados (omnia inmunda inmundis), suprimiendo los Símbolos o aplicándoles
interpretaciones puramente racionales, casi siempre de un contenido moralista simplón,
cuando no son usados con fines definidos e intenciones políticas o sociales; o lo que es lo
mismo: convierten a una grande y noble institución en un tallo bastardo y mal injertado
sobre la antigua cepa, habiendo perdido por completo la más simple noción de sus Antiguos
Misterios. En esa clase de Masonería todo se ha convertido en letra muerta y nadie sabe ya
de dónde viene ni hacia dónde va, como lo señalaba con profundo dolor Stanislas de Guaita
y Oswald Wirth.
La deslumbrante luz enceguece los ojos débiles, y a la vista de la Sabiduría, las
mentes ignaras reaccionan con la misma necedad y estupidez del vulgo. Como dijo
Synesius: “la verdad les resulta funesta a los ojos demasiado débiles para soportar su
resplandor”. Por lo demás, la Sabiduría no se manifiesta a quienes le dan la espalda por no
estar dispuestos a recibirla. “Los tontos se mofan, los sabios investigan”.
“La Sabiduría se encuentra entre los humildes. Así lo dice Salomón en
Proverbios 11,2. La humildad alumbra las luces del entendimiento, lo mismo
que la sinceridad y la rectitud. La preparación necesaria para recibir la sabiduría
es la purificación del Corazón. La verdad no está sino en lo interior. Todos los
errores, todas las divisiones, todos los malentendidos, todo eso que en las
religiones y las asociaciones secretas da lugar a tantos yerros, no toca sino a la
letra; el espíritu permanece intacto y santo. Todo no se relaciona sino con el
velo exterior sobre el cual los jeroglíficos, las ceremonias y los ritos están
escritos; nada toca lo interior. Hasta ahora, el Santuario más íntimo ha estado
separado del Templo y el Templo asediado por quienes están en el atrio. El
tiempo viene cuando el Santuario más íntimo se debe reunir con el Templo,
para que los que están en el Templo puedan actuar sobre aquellos que están en
el atrio, hasta que el atrio sea echado fuera”26
.
QQ؞HH؞, eliminemos para siempre los obstáculos que se oponen a la visión plena.
Sin conceptualismos estériles y sin confundirlo con la materialidad de los símbolos,
abramos el Ojo del Corazón (Ayn-al-Qalb, Oculus Cordis) a fin de que podamos aprender
su Ciencia ontológica. Para que el G؞A؞D؞U؞, nos dé Espíritu de Sabiduría, alumbrando
los ojos de nuestro entendimiento (Iluminatos oculos Cordis vestri), y seamos “reformados
por la renovación (nshr) de nuestro entendimiento”. Entonces veremos a la Estrella
iluminarse en el Oriente.
De acuerdo con la Chokmah Nesthorah, la Sabiduría Secreta (Markhaeb=60):
“Entonces la Visión de tu Señor te será otorgada y viéndole a Él contemplarás “El
Brillante”, quien es tu propio Ser. En la plenitud de esa bendita visión (=60) serás
restablecido y así conquistarás todos los fantasmas de ilusión y engaño”27
.
“Los ojos del Señor están en todo lugar mirando a los malos y a los buenos”28
.
“Porque los ojos del Señor contemplan toda la tierra, para corroborar a los que
tienen corazón perfecto para con él”29
.
“Los ojos del Señor están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de
ellos”30
“Alzaré mis ojos a los montes, de donde vendrá mi socorro. Mi socorro viene
del Señor que hizo los cielos la tierra. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el
que guarda a Israel”31
¡Emite tu propio esplendor! ¡Busca tu propia verdad y brillarás con luz propia!
¡Candsha Om Pacsha!
“Y cuando nuestro Padre Abraham llegó, miró esto, lo consideró en su mente,
lo concibió perfectamente, hizo cuidadosas investigaciones y profundas
indagaciones, ponderó acerca de ello, y cuando tuvo éxito en sus
contemplaciones, el Señor del Universo apareció ante él”32 .
HIMNO DE IZDU-BAH, SACERDOTE DE AMÓN-RA
(FRAGMENTO)
“¡Oh! ¡Ra! ¡Oh! ¡Sol creador! Padre celeste de toda la Naturaleza; hacia Ti sube
la adoración de tu servidor Izdu-Bah. Dígnate acordarle la Felicidad Suprema:
el Conocimiento de lo Eterno en Ti. Dígnate esclarecer y avivar la fe de tu
sacerdote. Disco Misterioso, símbolo del Ser Infinito, Tú, de quien todo
procede en lo visible como en lo invisible, oh, mi Señor Amón-Ra, dígnate
recibir en ofrenda la flor abierta de la adoración de toda mi Consciencia.
Dígnate abismar en ti todo mi ser.
Ojo del Cielo, Udja Sagrado, eterno testimonio de lo Invisible como de lo
visible, que se desarrollan en cadena sin fin de Eterna Evolución, o canto el
gozo de conocerte. Resplandeciente luminaria de los mundos que iluminas
todo, el Universo no es sino la sombra y la penumbra de Tu Esplendor.
¡Oh! Tu Divina Chispa indivisa que es el único Yo de todos y de cada uno, tu
Udja radiante es el Ojo, Unico de la Consciencia de todos los hombres”33
.
Cuando la Luz imperecedera que subsiste en el “núcleo de inmortalidad” es atraída
hacia arriba con la ayuda del “Rocío del Cielo” y alcanza la región correspondiente al
Tercer Ojo, el Iniciado logra el estado conocido como “la Restitución al Estado
Primordial”; es decir sobrepasa los límites de la condición individual. Tal es la Meta en el
Camino de los Misterios Menores que concluye al volver a conducir al hombre al “Estado
Primordial”, o “Estado de Hombre Verdadero” (al-Insan al-gadim), al desarrollo pleno de
las posibilidades del estado humano contempladas en su integralidad.
Este es “el Nacimiento desde arriba”; es alcanzar un estado de evolución que permite
hacer lo recto por amor a la rectitud, porque amar a Dios es obedecer a Sus Leyes. Horus
fue el justificador de lo recto; él fue su paradigma, y sus seguidores deben seguir su
ejemplo. Deben hacer el mismo persistente esfuerzo personal que él hizo para poder ganar
la inmortalidad, y porque el conocimiento tiene su base en la experiencia. La mente en el
hombre común está controlada por las emociones y los deseos, a menos que desarrolle un
poder de voluntad que los controle y dirija. Cuando la voluntad así desarrollada empieza a
regir y a dirigir se dice que uno es “nacido desde arriba”. Es el nacimiento del “Cuerpo
Sideral” o “Cuerpo Glorioso”. Cuando el hombre alcanza este impulso evolucionario, sus
acciones son justas y éticas, porque entonces todo es hecho de acuerdo con una innata voluntad y deseo; por lo tanto, los actos son impelidos, no compelidos, porque “se ha
abierto el Ojo de Horus”, y aunque la Luz en las tinieblas resplandece, la naturaleza interior
está iluminada. El Ojo de Horus es el último miembro de las quince partes del cuerpo de
Osiris que debía ser hallado. Es el Ojo de la Mente o la despierta Inteligencia Individual del
Alma.
Los Velos han sido levantados (at-Tajalli) y la Luz que habita en él, le permite ver la
Ciencia Secreta K(‘ihm-Maknum), aquella que había recibido en la preeternidad y que
aporta grabada y subyacente en El Ser. Por la capacidad de Visualización el Iniciado
“penetra en el Templo vivo y transparente”, el cual ha visto de pronto convertirse, de
Templo de piedra en Ser viviente, y reconoce a su Alter-ego Divino, su Confidente fiel, su
“muy noble Amigo”. El “repatriado” ha vuelto.
Ahora, el Iniciado puede exclamar revestido de Luz:
“De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven”
34
.
“¡Dios mío! Ciego está el ojo que no te ve… Tú que vigilas sobre todos ser”35
.
“Una cose sé: que habiendo sido ciego, ahora veo…”36
.
“Y vi un cielo nuevo, y una tierra nueva: porque el primer cielo y la primera
tierra se fueron, y el mar ya no es. Y yo, Juan, vi la Santa Ciudad de Jerusalén
Nueva, que descendía del Cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada
para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: he aquí el Tabernáculo
de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el
mismo Dios será su Dios con ellos…”37
.
Y el iniciado, con profunda emoción y reverencia, repetirá con Isaías:
“¡Kadosh, Kadosh, Kadosh, Adonai Elohim Sabaoth!
¡Toda la tierra está llena de tu gloria!
¡Te buscaba por fuera y tú estabas dentro!
¡Han visto mis ojos al rey!
¡Con el ojo del corazón lo he Visto!”.
Y el “prodigioso fundidor del Dios fuerte” tenía un cordel de lino en sumano y una
“caña de medir”38, “y se me dijo: Levántate y mide el Templo de Dios”39 (La Ciudad
Cúbica: To Soma Heliakon). “Y el que hablaba conmigo, tenía una medida de una caña de
oro para medir la ciudad, y sus puertas, y su muro”40 (He-Doxa). “Y la ciudad no tenía
necesidad del Sol ni de la Luna, para que resplandezcan en ella: porque la claridad de Dios
la iluminó, y el Cordero era su Lumbrera”41. “Y verán su cara, y su Nombre estará en sus
frentes. Y allí no habrá más noche; y no tienen necesidad de lumbre de antorcha, ni lumbre
del sol: porque el Señor Dios los alumbrará: y reinará para siempre Jamás”42
.
El que tenga ojos para Ver, que “vea”…
1 Mateo 13, 14-15.
2 Juan 1,48.
3 Antoine de Saint-Exupéry: Le Petit, Gallinard, París, 1946.
4 Edit. John M. Watkins, Londres, 1951.
5
Introducción general al estudio de las doctrinas hindúes, capítulo 8: “pensamiento metafísico y pensamiento filosófico”,
p. 123, Edit. Losada, Buenos Aires, 1945.
6 Op. cit., volumen I, p. 134.
7 Etudes traditionnelles, junio 1937, p. 234.
8 René Guenon: Eudes sur la F.M. et la compagnonnage, pp, 246-247.
9 Op. cit., pp. 19-20, Niclaus, París, 1946.
10 10. Op cit., Etudes Tradiotiorinelles, París, 1974.
11 Aurifer.
12 Op. cit., Edit. des Cahiers Astrologiques, Nice, France, 1947.
13 Autorité spirituelle et pourvoir temporal, cap. II, Vega, París, 1947.
14 Pierre Gordon: Le Sacerdoce à travers les âges, pp. 11-12, La Colombe, París, 1950.
15 En francés: “Jouer su curé”.
16 Proverbios 14,35.
17 Nehemías 13,29.
18 René Guenon: Le Règne de la quantité et les signes des temps, p.61.
19 Aurifer, Eques a Reconciliatione
20 Op. cit., Edit. Bibliothèque des Amitiés Spirituelles, París, 1953.
21 Husain Ibn-Mansur Al-Hallaj.
22 Titus Burckhardt: Introduction aux doctrines ésotériques de L Islam, p. 120.
23 Salmo 45,5,
24 Salmo 64,7.
25 Según la edición de Paul Derain, Lyon, 1957.
26 Carlos de Eckartshausen.
27 Paul Foster Case: The Book of Tokens, Op. cit.
28 Proverbios 15,3.
29 II Crónicas 16,9.
30 Salmos 34,15.
31 Salmos 121, 2-4.
32 Sepher Yetzirah.
33 Hymno de Izdu-Bah, sacerdote de Ammón-Ra (fragmento).
34 Job 42,5.
35 Ibn-Ata.
36 Juan 9,25.
37 Apocalipsis 21,1-3.
38 Ezequiel 40,3.
39 Apocalipsis 11,1.
40 Id., 21,15.
41 Id., 21,23.
42 Id., 22,4-5
Tomado de la pagina: http://bibliotecamasonicavirtual.blogspot.com/p/fermin-vale-amesti.html